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Columna de Revisión en FOCO SOCIAL – Comunicaciones, Niñez y Adolescencia
04 de Enero 2016

Por Eduardo Sandoval Obando
El video presentado hace algunos días, por el Programa “Perros de la Calle” (2) (Chilevisión) en que se exponía, el contraste sociocultural o incluso ideológico, existente entre un grupo de jóvenes que rendían la Prueba de Selección Universitaria 2015, pertenecientes a las Comunas de Maipú y Vitacura respectivamente, develan una realidad que no sorprende y que explícita el desafío (aún pendiente) de las políticas educativas chilenas, por avanzar en equidad y calidad, para disminuir las desigualdades sociales existentes. 
Señalamos que este contraste no sorprende, puesto que Chile es un país lleno de dicotomías (no sólo por su clima, historia, demografía, política o cultura), sino que además, por las enormes desigualdades sociales producidas y perpetuadas en parte, por un modelo económico que sigue beneficiando a unos pocos (3), debilitando y tensionado el entramado social de miles de familias chilenas. En el campo educativo, esta realidad es aún más abismante, puesto que las ideologías que han orientado el diseño de las políticas educativas en Chile, han sido construidas sobre un aparato legal que fomenta deliberadamente una educación bancaria, en que el lucro, se invisibiliza, bajo la libertad de enseñanza y en donde el Estado, cede sus obligaciones al mundo privado; dejando en manos de los “usuarios o clientes” (o al menos, en aquellos que económicamente pueden hacerlo), el destino educativo de sus hijos/as. 
Creemos que la realidad es aún más sombría, puesto que esto se traduce, en que el poder adquisitivo, define y demarca las posibilidades de éxito a futuro de un sujeto (algo absolutamente banal, pero cierto); en desmedro, de aquellos niñ@s y jóvenes, que no cuentan con este capital, quedando relegados a la oferta disponible en el sistema municipal, en donde se despliegan múltiples esfuerzos pedagógicos, para generar procesos de aprendizaje relevantes en el alumnado, que aminoren o al menos, amortigüen las desigualdades sociales existentes en nuestra sociedad (transformándose dichas escuelas, en reservorios de la tensión y el malestar social acumulado por niños y jóvenes que ven un futuro desigual). Sólo por dar un ejemplo, observamos en Chile, una mayor segmentación social, el aumento de la desigualdad y distribución de los bienes y servicios, un estancamiento sostenido de las remuneraciones salariales durante los últimos 60 años, el auge de los voucher y la privatización de los derechos básicos (salud, deporte, educación, entre otros), instalándose el subsidio a la demanda, teniendo como resultado un aumento de los procesos de exclusión y marginación social de aquellos sectores más vulnerados (4), etc. 
Por consiguiente, creemos que las erráticas medidas adoptadas por el Estado para disminuir las brechas sociales que repercuten en el mundo educativo (la Ley SEP por ejemplo, donde muchas veces la supervisión de los entes fiscalizadores, se traducen en un obstáculo para muchos establecimientos educacionales, burocratizando y demorando muchas veces, la soluciones y necesidades sentidas por una comunidad), puesto que responden a una clara mantención del status quo imperante y no implican reformas estructurales concretas, participativas y pertinentes, que instalen el cambio y la transformación social. Prueba de ello, es que el sistema escolar se ha visto profundamente cuestionado en la posmodernidad, al resistirse a las transformaciones sociales que han surgido en esta época, reproduciendo anacrónicamente, los modelos ideológicos y socioeconómicos imperantes, profundizando las diferencias sociales en lugar de resolverlas, transformándose en un instrumento de poder al servicio de las clases dominantes (Bordieu y Passeron, 1977; Bowles y Gintis, 1985; Althusser, 1988). 
 
Así, no es casual que nuestra obsesiva comparación con los países de la OCDE (en materias educativas, económicas, sociales, etc.), sea sólo una señal más de la privatización global, sobre la que Chile (el “jaguar de América), se posiciona en América Latina, para producir cambios superficiales y convenientemente al sistema, evidenciando que dichas ideologías, han llegado a su máximo techo estructural y no generarán mayores cambios que los ya vistos. Por ende, y en vista a las condiciones político – económicas imperantes, será muy difícil avanzar en el mejoramiento de la calidad y la equidad de nuestra educación, sino transformamos o cuestionamos, los grandes pilares del sistema (libertad de enseñanza, financiamiento por subsidio a la demanda y modelo de gestión educativo centrado en resultados). La realidad mostrada por Chilevisión, nos moviliza a la reflexión sobre nuestro Chile (como país de contrastes), en que el crecimiento económico continúa perpetuando las desigualdades sociales, debilitando la clase media y las oportunidades de desarrollo de nuestros niñ@s y jóvenes (olvidando que nuestro verdadero desafío, reside en la primera infancia y en un sistema educativo que avance, verdaderamente en equidad y calidad). Al final, sentimos que el mercado escolar se transforma en un sistema bursátil donde se tranzan relaciones, redes, contactos u amistades, que favorecerán a quiénes tengan los medios para “asegurar” tal capital en sus generaciones futuras.
Finalmente, creemos necesario plantear con suma urgencia, la necesidad de implementar alternativas participativas, pertinentes y reales de transformación a nuestro sistema educativo, que apunten a la formación de seres humanos más integrales y a la generación de cohesión social, y no solo al fortalecimiento del mercado y negocio educativo. Es decir, soñamos con un espacio educativo que garantice el aprender a vivir en libertad, la curiosidad y la colaboración, la autonomía y la creatividad, entre sus miembros, bajo la premisa de que la diversidad de nuestros niñ@s y jóvenes, exige y requiere nuevas formas de ser y estar en la escuela (Fernández Enguita, 2007; Viñao, 2007). Es decir, de una comunidad democrática que siente las bases para la formación de una ciudadanía comprometida con los procesos de transformación social tan necesarios en nuestros días. Simplemente, una invitación a repensar la escuela de hoy, puesto que de ello dependerá la sociedad que queramos construir a futuro.

(1)  Reflexiones generadas a partir del trabajo de tesis realizado por el autor, como parte de su formación en el Doctorado en Ciencias Humanas, Universidad Austral de Chile. Trabajo que se encuentra vinculado a la estancia doctoral que realiza en la Facultade de Ciéncias da Educación, Universidade da Coruña, España. Actividades Financiadas por CONICYT – PCHA, Beca Doctorado Nacional. 

(2)  Para acceder al video del Programa “Perros de la Calle”, puede verlo desde: https://www.youtube.com/watch?v=nCVpKH_8sIY 

(3)  Las Redes de Directores de las Grandes Empresas Chilenas. Mayor información en: http://ciperchile.cl/2015/12/03/las-redes-de-directores-de-las-grandes-empresas-de-chile/ 

(4)  El último informe de la OCDE, afirma que en relación a las distancias entre los ingresos del 10% más rico de la población y el 10% más pobre, Chile ocupa el primer lugar del ranking con un coeficiente de Gini del orden de 0,50 (un coeficiente de 0 representa una perfecta igualdad de ingresos, mientras que un coeficiente de 1 denota perfecta desigualdad). Hemos consultado esta información desde: http://www.oecd.org/chile/OECD-SocietyAtaGlance2014-Highlights-Chile.pdf 

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