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Columna de Opinión – Sur Actual
03 de Junio 2016 
Sur Actual
Por Eduardo Sandoval Obando*
Lo ocurrido el 21 de mayo, en el Zoológico Metropolitano de Santiago, en donde un joven de 20 años probablemente afectado por un trastorno psiquiátrico (cuadro psicótico complejo, acompañado de un delirio místico), concluyó con la muerte de dos leones y una serie de cuestionamientos a los protocolos de seguridad y al manejo de situaciones críticas que pueden surgir dentro de un zoológico. Lo anterior, provoca una serie de debates y contradicciones en la ciudadanía, respecto al dramático desenlace de esta situación. Algunos discuten enérgicamente la reacción de los operarios del zoológico, afirmando que era más importante preservar la vida de los leones, ante un “suicida” que solo quería acabar con su vida. Otras posturas más radicales, abogan por la revisión exhaustiva de la funcionalidad y/o sentido de los zoológicos en Chile y el mundo, de las estrategias de conservación que estos centros poseen en miras a la protección y resguardo de las especies en extinción o incluso del rol educativo que podrían tener estos servicios, si existiesen políticas transversales efectivas que incentiven el cuidado por la protección al medio ambiente y a los seres vivos que conforman nuestro ecosistema.
Sin embargo, este evento tan atípico y complejo, debería hacernos reflexionar profundamente sobre una temática que aun a nuestro juicio, sigue siendo un tema pendiente en Chile. Nos referimos a las estrategias y políticas existentes en torno a la Salud Mental en nuestro país, ya que este eje del Ministerio de Salud sigue siendo el “hermano pobre” de nuestro sistema sanitario. Al respecto, la OMS señala que un 17,2 % de las personas en Chile sufre de depresión, lo que ubica al país por encima de los niveles mundiales de esta enfermedad. Asimismo, este organismo recomienda destinar un 5 % de los recursos en salud a esta área, pero contradictoriamente, la realidad nacional indica que solo se destina un 2,5 %. A este panorama, se suma que Chile junto con Corea del Sur, son las dos naciones en que la tasa de suicidio de niños y adolescentes aumenta cada año en vez de disminuir; el 35 % de los mayores de 15 años han sufrido un problema psiquiátrico, donde existen altas tasas de automedicación y en que las problemáticas de salud mental están relacionadas con el 26 % de las licencias médicas emitidas durante el último año. Entonces ¿son suficientes los medios y recursos existentes actualmente para afrontar las necesidades de salud mental en nuestro país? ¿Cuál es el impacto real de los esfuerzos que se han generado en materia de promoción y prevención en salud mental?
¿Cuál es la reflexión que el Estado genera en materia de protección de la primera infancia? ¿Qué hace falta para generar una Ley integral de Abordaje de la Salud Mental en Chile?
Además, el caso de Franco representa la realidad de miles de personas que deambulan en nuestra sociedad, arrastrando una serie de diagnósticos y trastornos de salud mental que deterioran su calidad de vida y posibilidades de desarrollo (a nivel individual, familiar, laboral, cultural o comunitario), ante una sociedad cada vez más deshumanizadora, individualista, desconocedora de los aspectos que afectan la salud mental y discriminatoria. Pero ¿conocemos realmente la historia de vida de este joven? ¿Cuál era su condición de salud, al momento de realizar este acto? ¿Cuáles eran sus redes de apoyo? ¿Es posible que los dispositivos de salud mental llegaron tarde en este caso y en muchos otros que terminan acabando con su vida? Como sociedad, ¿tenemos conciencia respecto a lo que implica un trastorno de salud mental? ¿Cuáles son las posibilidades de mejora y/o desafíos de Chile tiene, en materias de salud mental? ¿Los sistemas de protección del Servicio Nacional de Menores que atendieron a Franco durante su infancia realizaron una adecuada intervención? ¿Cuál es la reflexión que el Estado genera en materia de protección de la primera infancia? ¿Qué hace falta para generar una Ley integral de Abordaje de la Salud Mental en Chile? Quizás esta temática sigue siendo un protagonista invisible ante quienes toman las decisiones en el nivel central.
Lo cierto es que para muchas personas que han enfrentado (directa o indirectamente), un trastorno de salud mental, han conocido de cerca una realidad bastante sombría, caracterizada por los altos costos que implica tener un tratamiento psiquiátrico oportuno y deferente (puesto que muchos de los profesionales que poseen esta especialidad, atienden mayoritariamente en forma particular); los estigmas sociolaborales que acarrea una enfermedad de salud mental; la patologización de las conductas y el largo peregrinaje que implica, el acceso a procesos psicoterapéuticos de calidad en el sector público, ya que muchos de estos profesionales deben priorizar el “rendimiento” en la atención de pacientes (10 a 15 minutos por atención), por sobre el vínculo con el consultante; las metas colectivas y los avatares de un ministerio, que está más interesado en los resultados objetivos y medibles, en desmedro de la calidad y rigurosidad en la atención de los usuari@s. Más aún, existe una absoluta despreocupación por el cuidado y la protección al personal que se desempeña en estas unidades, quienes enfrentan cotidianamente el malestar de la sociedad, la ausencia de condiciones dignas de trabajo y un pobre autocuidado, entre otros.
Finalmente, realizamos un llamado a las autoridades y organismos competentes en materias de salud, para que generen acciones concretas y específicas en el abordaje y protección de la salud mental en Chile para responsabilizarnos empáticamente de  los desafíos que como país tenemos en la comprensión de los trastornos de salud mental y de la inclusión de quienes las padecen, de las falencias y oportunidades de mejora que requiere nuestro sistema sanitario para responder efectivamente a las necesidades de nuestra población y de las complejidades del mundo actual.
Psicólogo. Postítulo en Sexualidad y Afectividad (U. de Chile). Diplomado en Docencia Universitaria. Diplomado en Salud Familiar (U. de Chile). Magíster en Educación, Mención Políticas y Gestión Educativas. Doctor © en Ciencias Humanas, UACH. Interventor Clínico en Salud Mental – Atención Primaria.
Correspondencia a: eduardo.sandoval@correo.udc.es
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