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Publicación Artículo de Opinión “Fracaso Escolar y Desigualdades Sociales”

Cuadernos de Pedagogía, Sección Opinión, 
Editorial Wolters Kluwer
ISBN-ISSN: 2386-6322 

Eduardo Sandoval Obando*

La escuela debe abrirse a nuevas prácticas y estrategias pedagógicas, que sean capaces de minimizar el impacto de la hegemonía escolar actual y respetar la diversidad de su alumnado.

Desde que la escuela responde a una lógica centrada en los resultados (expresados en cifras insensibles y desprovistas de toda condición humana), los estándares de aprendizaje y las competencias “convenientes” al modelo económico, el fracaso escolar se ha convertido en una categoría dicotómica que ha servido para clasificar el desempeño y el trabajo escolar de los estudiantes. Y, de acuerdo a ello, se orientan las estrategias pedagógicas en miras a la obtención de indicadores cuantitativos de aprendizaje (Rizvi y Lingard, 2013, p. 197), que sean coherentes con la eficacia y la competitividad exigidas en estos tiempos.
En este sentido, y de acuerdo con Perrenoud (1990, p. 15): “Las clasificaciones escolares no son sino la prefiguración de jerarquías vigentes en la sociedad global, en virtud de modelos de excelencia que reciben una valoración suficiente como para valorar un espacio en el currículo”. De ahí que a los estudiantes se les compara permanentemente unos a otros (independiente de sus condiciones de origen social, cultural, político, económico, etc.), para instaurar y promover aprendizajes individualistas y carentes de sentido, olvidando el proceso y la colaboración. Al mismo tiempo, los profesores actúan como protectores de la normaescolar que define el éxito o el fracaso del alumnado, dado que se ve movido (implícita o explícitamente) a emitir juicios de valor pedagógico acerca del trabajoescolar que ejecutan sus estudiantes, cimentando las jerarquías escolares que homogeneizan el aprendizaje de los estudiantes (particularmente, de aquellos que corren con desventaja, al provenir de contextos vulnerados), precipitando la reproducción de las desigualdades sociales.
Ante esta triste realidad, aquellos niños y jóvenes que presentan mayor dificultad para adaptarse a las normas de evaluación y certificación del aprendizaje (por bajo desempeño, conductas rebeldes, desinterés, etc.) vivencian tempranamente el rechazo hacia todo aquel representante de la escuela, puesto que cotidianamente vivencian procesos de marginación, exclusión y estigmatización (con rótulos y etiquetas diversas, tales como: desordenado, fracasado, repetidor, etc.), en una sociedad que potencia modos de relación fundamentados en las normas de excelencia de la escuela.
Pero ¿qué hacer ante una escuela certificadora de aprendizajes?, ¿qué hace falta para revertir esta lógica? Al respecto, creemos que la escuela debe abrirse a nuevas prácticas y estrategias pedagógicas (la pedagogía crítica y las experiencias de aprendizaje mediado, por ejemplo), que sean capaces de minimizar el impacto de la hegemonía escolar actual, respetando la diversidad de su alumnado, así como la importancia de pedagogos críticos y transformadores de su realidad, que posibiliten el diagnóstico y la valoración positiva de los intereses y habilidades de sus estudiantes, brindando experiencias de éxito escolar que fortalezcan su autoestima y confianza, en el convencimiento de que cada ser humano está suficientemente capacitado para tener éxito, desde una práctica pedagógica crítica, democrática y emancipadora.

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Para saber más
Perrenoud, Philippe (1990). La construcción del éxito y del fracaso escolar. Madrid: Morata.
Rizvi, Fazal; Lingard, Bob (2013). Políticas educativas en un mundo globalizado. Madrid: Morata.
Nota: Reflexiones generadas a partir del trabajo de tesis realizado por el autor como parte de su formación en el doctorado en Ciencias Humanas, Universidad Austral de Chile. Trabajo que se encuentra vinculado a la estancia doctoral que realiza en la Facultad de Ciencias de la Educación, Universidade da Coruña, España. Actividades financiadas por CONICYT – Programa de Capital Humano Avanzado, Beca de Doctorado Nacional 2013.