Columna de opinión

La Cultura de la Prevención ante Desastres Socio-naturales: Todos Contamos

Columna de Opinión – Sur Actual
28 de Diciembre 2016 
Sur Actual
Por Eduardo Sandoval Obando*

Chile y su complejidad territorial, nos expone a múltiples amenazas de sismos / terremotos, erupciones volcánicas, marejadas / tsunamis, inundaciones / sequías, incendios forestales, etc. No es casualidad que la seguidilla de desastres socio-naturales ocurridos en nuestro país, durante el último tiempo (terremoto del 27 Febrero 2010; Inundaciones en el Norte; Erupción del Volcán Villarrica y Calbuco durante el 2015 así como lo recientemente ocurrido con el sismo de 7,6 grados en la Escala de Richter, con epicentro en Melinka, Región de Aysén), recalcan la necesidad de promover y reforzar en la ciudadanía, los equipos de salud y/o emergencia, una mayor capacidad de respuesta para hacer frente a estas problemáticas.
Por ello, adquiere relevancia la Psicología de la Emergencia, como un ámbito de la Psicología, especializado en responder al tratamiento de personas y/o comunidades que experimentan el trauma, tras la presentación de un evento que altera significativamente su calidad de vida y el normal funcionamiento de los servicios básicos de una comunidad.
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Con fines educativos, nos parece oportuno explicar que los Ejes prioritarios de acción dentro del ciclo de un desastre, los que podemos categorizar en las siguientes fases:
Antes de un Desastre 
Prevención, Reacción, Preparación y Alerta: en este ámbito, incluimos el conjunto de acciones y estrategias que pueden emprender las comunidades o un Estado, para impedir la ocurrencia de fenómenos que causen o den lugar a emergencias, reduciendo el peligro y/o delimitando las condiciones que incrementen los daños producidos por un desastre socio-natural. Creemos que en este ámbito, cobra sentido refranes como “más vale prevenir que curar”, “Juan Segura Vivió 100 años”, etc., sentando la necesidad de que todas las personas de un determinado territorio / nación / estado sean proactivas y responsables en generar acciones concretas que reduzcan los riesgos vinculados a una determinada amenaza[1].
A nivel técnico, apunta al conjunto de medidas (estructurales y no estructurales) de intervención emprendidas con anticipación a la ocurrencia de un fenómeno o evento potencialmente destructor de origen natural o antrópico, para reducir o eliminar al máximo el impacto adverso (riesgo) en las poblaciones, medios de subsistencia, sociedad y ambiente (Programa DELNET-ONU, 2008).
Tales actividades y medidas, permiten reducir la vulnerabilidad, y asegurar una respuesta eficaz ante el impacto de amenazas incluyendo la emisión oportuna y efectiva de sistemas de alerta temprana, la evacuación temporal de la población, la creación o reforzamiento de capacidades, el establecimiento de policitas, estándares, arreglos de organización y planes operativos, la protección de propiedades del área amenazada, etc.
A modo de ejemplo, cada uno de nosotros podría generar acciones tan diversas e importantes como: revisión infraestructura general de nuestro hogar (instalaciones eléctricas, conexión de gas, limpieza de canaletas, reposición de vidrios en mal estado, etc.), pautas básicas de autocuidado de nuestra salud; mantención de un kit básico de emergencias, incluyendo: botiquín primeros auxilios, agua (2 litros por persona), linternas (y pilas de repuesto), radio portátil, dinero en efectivo, comida enlatada y abrelatas, etc.; manejo de un plan de comunicación entre familiares, ante situaciones de emergencias (alternativo a la llamada telefónica), para no colapsar redes telefónicas, etc.
De acuerdo a lo anterior, resulta interesante reflexionar en torno a ¿qué tan proactivos somos en esta materia? ¿Cómo incentivamos una cultura de la prevención en nuestra sociedad? ¿De qué manera colaboramos con nuestras autoridades en la mantención del orden público, cuando ocurre una catástrofe? ¿Valoramos la alta capacidad técnica y el reconocimiento internacional con el que cuentan instituciones como Bomberos de Chile?, etc. 
Durante un Desastre
Respuesta ante la Emergencia: Etapa de atención inmediata por parte organismos técnicos especializados (ONEMI, Fuerzas Armadas y de Orden, etc.), que corresponde a la ejecución de las acciones prevista en la etapa de preparación y que, en algunos casos, ya han sido antecedidas por actividad de alistamiento y movilización, motivadas por la declaración de diferentes estados de alerta. Corresponde a la acción inmediata para la atención oportuna de la población afectada por el desastre socio-natural. 
Tras la Presentación de un Desastre
Reconstrucción y Rehabilitación: Proceso de reparación, a mediano y largo plazo, del daño físico, social, económico, psicológico, etc., a un nivel de desarrollo igual o superior al existente antes del evento. Es decir, consiste en la reparación de la infraestructura y la restauración del sistema de producción, a mediano o largo plazo, con miras a alcanzar o superar el nivel de desarrollo previo al desastre. En este punto, adquiere importancia el apoyo social y las redes comunitarias para resignificar el impacto de una catástrofe en la población (particularmente, cuando existen pérdidas de vidas humanas).
Finalmente, nos parece que como país hemos dado avances importantes en este ámbito (quizás aprendiendo de los errores), pero nuestra complejidad geográfica y territorial nos obliga a que cada ciudadano sea capaz de informarse acerca del rol que podemos adoptar ante estos eventos, facilitando la acción de los organismos técnicos (ONEMI, SHOA, Fuerzas Armadas y de Orden, Bomberos de Chile, CONAF, etc.), que nos permitan salvaguardar la vida de nuestros habitantes. El destino de un país, lo construimos todos… Seamos responsables y colaboremos en la cultura de la prevención.
Psicólogo. Postítulo en Sexualidad y Afectividad (U. de Chile). Diplomado en Docencia Universitaria. Diplomado en Modelo Salud Familiar (U. de Chile). Magíster en Educación, Mención Políticas y Gestión Educativas. Doctor © en Ciencias Humanas, UACH. Interventor Clínico en Salud Mental – Atención Primaria.
Correspondencia a: eduardo.sandoval@correo.udc.es
[1] Es el factor de riesgo externo, representado por un peligro latente asociado a un fenómeno físico de origen natural, tecnológico o antrópico (provocado por el hombre) produciendo efectos adversos en las personas, los bienes, y/o el medio ambiente.