Columna de opinión

Recomendaciones de Protección Salud Mental en Contexto Pandemia


Recomendaciones de Protección Salud Mental en Contexto Pandemia
Sistema de Comunicación de la Ciencias – Universidad Autónoma de Chi

18 de Marzo
COVID-19: ¿qué ha cambiado para pasar de epidemia a pandemia?
La atención psicosocial y de salud mental en situaciones de epidemias está basada en los principios comunes que sustentan las actuaciones de los equipos sanitarios y de primera respuesta en desastres y otras emergencias humanitarias.

Resulta importantísimo enfatizar en la población que las epidemias (y en lo particular, lo que se está viviendo a nivel mundial como consecuencia de la rápida propagación del COVID19) son emergencias sanitarias de gran impacto, en las que se ve amenazada la vida de muchas personas, además de un aumento significativo de enfermos y muertos; por lo que el temor al contagio agrava la situación existente.

En lo global, quedan amenazadas la seguridad y el ritmo cotidiano de vida de las personas y las comunidades en las que residen. Por ende, el impacto psicosocial puede exceder y superar con creces la capacidad de afrontamiento y manejo de la población afectada; estimándose un incremento de la incidencia de trastornos mentales y manifestaciones emocionales, de acuerdo con la magnitud de la epidemia y el grado de vulnerabilidad de los países afectados. Sin embargo, al igual que en otras emergencias humanitarias, no todas las condiciones mentales que se presenten podrán calificarse como un trastorno de salud mental; muchas serán reacciones normales ante una situación anormal y ante la que aún existe mucha incertidumbre respecto a la cura potencial y efectiva sobre este virus.

Desde el punto de vista de la atención hay que distinguir tres momentos (antes, durante y después) y cuatro grupos de personas hacia los cuales hay que destinar y generar prestaciones de salud mental específicas:

Los enfermos
Los que padecieron la enfermedad y sobrevivieron
Los que no están enfermos, pero pueden potencialmente enfermar; y pueden haber experimentado pérdidas importantes (fallecidos o enfermos entre sus familiares, amigos vecinos).
Los miembros de los equipos de respuesta que trabajan en la emergencia.

Principios generales para planificar e implementar la atención psicosocial y de salud mental en situación de epidemia:

En lo global, la experiencia acumulada e información clínica basada en evidencia (OPS, 2016) recomienda y sugiere:

Evaluación rápida de las necesidades psicosociales y de salud mental, que sirva de base a las actuaciones en su fase inicial.
La intervención psicosocial debe ser temprana, rápida y eficiente.
Las metodologías de trabajo deben ser ágiles, sencillas y concretas, así como flexibles y adaptadas a las características étnicas, sociales y culturales.
No visualizar la atención sólo como demanda de asistencia clínica psiquiátrica.
Creación de ambientes seguros, promoviendo la vida comunitaria, así como apoyando el
Favorecer el reagrupamiento familiar.
Teletrabajo y educación a distancia (Readaptación activa), que significa la reorganización integral de las actividades cotidianas de la comunidad, incluyendo el trabajo y la actividad escolar de los niños.
Generación de espacios virtuales de apoyo mutuo.
Soporte emocional a las personas en duelo (aumentar capacidades logísticas de cobertura de redes y telefonía).


Primeros Auxilios Psicológicos en Contexto de COVID19

Tomando como referencia los aprendizajes obtenidos por la OMS en diferentes eventos de gran magnitud “Primeros auxilios psicológicos durante la epidemia del Ebola” (escrita para personas que puedan ayudar a otros que experimentan un evento extremadamente angustiante) y la “Primera ayuda psicológica: Guía para los trabajadores de campo” (War Trauma Foundation, World Vision International, 2011) es posible plantear las siguientes recomendaciones:

Los proveedores de PAP deben prepararse para:

Aprender sobre la enfermedad del virus COVID19
Conocer los servicios y ayudas disponibles.
Aprender las reglas de seguridad sanitarias dispuestas en cada región.
Conocer sus límites y pedir ayuda cuando sea necesario, a otros que pueden proporcionar atención de salud mental más calificada o asistencia médica especializada

Principios básicos de PAP: observar, escuchar y conectar.

Observar y atender* (respetando cuarentena y aislamiento decretado en Chile)

Garantizar seguridad.
Atender con prioridad las personas con necesidades básicas urgentes.
Identificar personas con reacciones de angustia grave.

Escuchar (incluso vía online)

A quienes necesitan apoyo.
Preguntar por las preocupaciones y necesidades de las personas.
Escuchar a la gente y ayudarlos a tranquilizarse.
Incluso si usted debe establecer otras comunicaciones, debido a las precauciones de seguridad, puede darle a la persona toda su atención y mostrar que está escuchando con cuidado (lenguaje no verbal)

Conectar:

Atender las necesidades básicas de la gente y facilitar el acceso a servicios.
Ayudar a las personas a afrontar los problemas (favorecer verbalización de emociones)
Ofrecer información.
Conectar a las personas con los seres queridos y con las redes virtuales de apoyo social.
Por otra parte, existen principios éticos sobre qué hacer y qué no hacer en la PAP para evitar más daños a la persona que recibe la ayuda, proporcionar la mejor atención posible y actuar sólo en sus intereses.

Qué hacer:

Ser honesto y confiable.
Respetar el derecho de las personas a tomar sus propias decisiones bien informadas.
Conocer y dejar de lado sus propios sesgos y prejuicios.
Dejar claro a las personas que rechazan la ayuda ahora, que podrán acceder a la misma en el futuro.
Respeta la privacidad y mantener confidencial los datos personales de la historia de la persona.
Comportarse apropiadamente teniendo en cuenta la cultura, edad y género de las personas.

El Cuidado de Otros parte por el Cuidado Personal
Tras el reciente decreto del estado de Excepción Constitucional de Catástrofe en todo el territorio nacional dispuesto por el Presidente de la República, con una vigencia de 90 días a partir de las 0:00 horas del día de mañana, es importante aclarar que dicho Estado de Excepción tiene como objetivo anticiparnos y prepararnos para las etapas que vienen en esta pandemia, permitiendo:

Dar mayor seguridad a los hospitales y todos los sitios de atención de salud.
Proteger la cadena logística y traslado de insumos médicos.
Facilitar el cuidado y traslado de pacientes y personal médico, y la evacuación de personas.
Resguardar el cumplimiento de las cuarentenas y medidas de aislamiento social.
Garantizar la cadena de producción y distribución para asegurar el normal abastecimiento de la población
Proteger y resguardar mejor las fronteras
Además podría incluir la restricción de reuniones en espacios públicos, ordenar la formación de reservas de alimentos y otros bienes necesarios para la atención y subsistencia de la población, establecer cuarentenas o toques de queda, dictar medidas para la protección de servicios de utilidad pública, y limitar el tránsito o locomoción de personas.

Por ende, es importante señalar que se hace muy necesario compartir los hechos sobre COVID-19 y comprender el riesgo real para usted y las personas que le importan, puede hacer que un brote sea menos estresante. Cuando comparte información precisa sobre COVID-19, puede ayudar a que las personas se sientan menos estresadas y permitirle conectarse con ellas.

Recomendaciones Para padres y Cuidadores de Niños/as
Los niños, niñas y jóvenes reaccionan, en parte, a lo que ven de los adultos que los rodean. Cuando los padres y cuidadores manejan el COVID-19 con calma y confianza, pueden brindar el mejor apoyo para sus hijos. Los padres pueden ser más tranquilizadores con los que los rodean, especialmente los niños, si están mejor preparados.

No todos los niños, niñas y jóvenes responden al estrés de la misma manera, menos aún cuando se enfrenta una emergencia sanitaria de esta envergadura. Algunos cambios de conducta que podrían observarse son:

Llanto excesivo o aumento de la irritabilidad en niños más pequeños. Volviendo a los comportamientos que han superado (por ejemplo, accidentes de baño o enuresis)
Excesiva preocupación o tristeza
Alteración en los patrones de sueño
Hábitos alimenticios poco saludables.
Irritabilidad y oposicionismo en adolescentes
Desinterés hacia sus deberes escolares
Dificultad en la atención y concentración.
Anhedonia (pérdida de interés por actividades que antes le generaban placer o disfrute)
Dolores de cabeza inexplicables o dolor corporal.
Aumento en el uso de alcohol, tabaco u otras drogas.

Específicamente, y de acuerdo al rango etario en el que se encuentra su hijo/a, es posible que surjan estas reacciones:

En bebés y niños hasta los 2 años
  • Es posible que los bebés se vuelvan más irritables. También es posible que lloren más de lo habitual o que quieran estar más tiempo cargados y abrazados.

En niños de 3 a 6 años de edad
  • Puede que los niños en edad prescolar y de kínder vuelvan a tener comportamientos que ya habían superado. Por ejemplo, puede que tengan “accidentes” (mojar o ensuciar la ropa interior), mojar la cama, o sentirse asustados por la posibilidad de ser separados de sus padres o cuidadores. Quizás también les den rabietas o tengan dificultad para dormir.

En niños de 7 a 10 años de edad
  • Puede que los niños más grandes se sientan tristes, enojados o asustados ante la posible repetición del acontecimiento. Puede que sus compañeros les den información falsa; sin embargo, los padres o cuidadores pueden corregir la información errónea. Es posible que los niños más grandes se concentren en algunos detalles del acontecimiento y quieran hablar sobre ello todo el tiempo, o no quieran hablar de eso para nada. Puede que tengan dificultades para concentrarse.

En jóvenes
  • Algunos jóvenes reaccionan al trauma comportándose mal. Esto podría incluir conducir en forma imprudente, o consumir alcohol o drogas. Otros preadolescentes y adolescentes podrían tener miedo a salir de su casa. También es posible que pasen menos tiempo con sus amigos. Podrían sentirse abrumados por sus intensas emociones y no poder hablar sobre ellas. Sus emociones pueden llevarlos a tener más discusiones e incluso peleas con sus hermanos, padres o cuidadores, o con otros adultos.

En niños con necesidades especiales
  • Los niños que necesitan usar de manera continua un respirador o aquellos que usan una silla de ruedas o están en cama podrían tener reacciones más fuertes a una amenaza o a un desastre real. Ellos podrían sentir una angustia más intensa, o mayor preocupación o enfado que los niños sin necesidades especiales, porque tienen menos control sobre su bienestar diario que las demás personas. Lo mismo se aplica a los niños con otras limitaciones físicas, emocionales o intelectuales. Puede que los niños con necesidades especiales necesiten más palabras tranquilizadoras, más explicaciones acerca del acontecimiento y más consuelo, y otro tipo de contacto físico positivo, como abrazos de sus seres queridos.

Hábitos Primordiales de Higiene para toda la Población: Prevenir es tarea de Todos/a

Lávese las manos con frecuencia, con agua y jabón (40 segundos).
Al toser o estornudar cubra su boca y nariz con pañuelos desechables y elimínalos.
Evite tocar su boca, ojos y nariz si sus manos no están limpias.
Cambie el beso y el apretón de manos, por un “Hola” y una sonrisa.
Intente mantener un metro de distancia con otras personas.
Evite aquellos lugares con aglomeración de gente y mantengase alejado de personas visiblemente enfermas o resfriadas.

Recomendaciones Generales de Apoyo Mutuo a Nivel Familiar en Estado de Excepción Constitucional por COVID19
En el contexto actual, hay muchas cosas que puede hacer para apoyar a su hijo/a y a los demás integrantes de su familia:

Mantenga y promueva hábitos de higiene y limpieza estrictos (lavado frecuente de manos por 30-40 segundos; desinfecte superficies; tápese la boca con antebrazo si estornuda; evite salir innecesariamente del hogar, etc.).
Designe a un integrante de la familia (adulto) como el único encargado de realizar compras y elementos de primera necesidad, así cómo el único responsable de salir fuera del hogar por situaciones de suma urgencia.
Tómese el tiempo para hablar con su hijo o adolescente sobre el brote de COVID-19.
Responda preguntas y comparta datos sobre COVID-19 de una manera que su hijo o adolescente pueda entender.
Asegúrele a su hijo o adolescente que están a salvo.
Hágales saber que está bien si se sienten molestos.
Comparta con ellos cómo lidia con su propio estrés para que puedan aprender cómo lidiar con usted.
Limite la exposición de su familia a la cobertura de noticias del evento, incluidas las redes sociales. Los niños pueden malinterpretar lo que escuchan y pueden asustarse por algo que no entienden.
Procure mantener al día las rutinas habituales de cada uno de los integrantes de la familia. Si las escuelas están cerradas, cree un horario para actividades de aprendizaje y actividades relajantes o divertidas.
Sea un ejemplo a seguir. Tome descansos, duerma lo suficiente, haga ejercicio y coma bien. Conéctese virtualmente con sus amigos y familiares.
Mantengase informado sobre cómo ayudar a los niños a sobrellevar este aislamiento social.

Para citar:
Sandoval-Obando, E. (2020, marzo 18). Recomendaciones de Salud Mental en Contexto de Pandemia COVID-19. Centro de Comunicación de las Ciencias. Recuperado de: https://ciencias.uautonoma.cl/noticias/teletrabajo/ 
DOI: http://dx.doi.org/10.13140/RG.2.2.31635.84006



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