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Protección de la Salud Mental de Personas Mayores en Contexto de Pandemia

Universidad Autónoma de Chile
Opinión Técnica
24 de abril 2020


La pandemia provocada por el COVID-19 en Chile y el mundo ha dejado en evidencia un conjunto de falencias y precariedades existentes en la salud pública y recalca la importancia de avanzar en una política pública flexible, transparente y participativa que valore y proteja la salud mental de las personas durante emergencias y catástrofes.

Esto es más importante aun cuando la población se ve enfrentada a largos periodos de cuarentena preventiva, donde el aislamiento social se transforma en un factor de riesgo diferencial para toda la población

Según explica Dr. Eduardo Sandoval, psicólogo e investigador del Instituto de Estudios Sociales y Humanísticos (IDESH) de la Universidad Autónoma de Chile, existe un grupo etario con el cual país ha estado en deuda hace muchos años: las personas mayores.

“Pese a que se han implementado planes y programas específicos de protección de la vejez, relacionados al turismo social, programas de buen trato, envejecimiento activo u otros, estas medidas han sido superficiales y no han permitido instalar un sistema integral y moderno que responda pertinentemente a las necesidades e intereses de nuestros adultos mayores”, señaló el académico.

Por ello, y en el contexto de pandemia en los que las personas mayores se han convertido en una población de riesgo, producto del número total de fallecidos en el mundo a causa de este virus, es altamente necesario plantear para la protección de la salud mental de este grupo etario.

Sandoval plantea que “los impactos psicológicos para las personas mayores pueden incluir ansiedad, estrés, irritabilidad o tristeza. Estas reacciones suelen ser particularmente difíciles para las personas mayores que pueden estar experimentando un deterioro cognitivo o demencia o que viven en soledad hace mucho tiempo. Importante es que quienes los rodeen puedan ofrecer ayuda o mostrarse disponibles para orientarlos en el uso de redes sociales, por ejemplo, lo que les permitirá activar y fortalecer redes de apoyo disponibles en su entorno”.

Otro aspecto a considerar es la estigmatización y el alarmismo, dado que los adultos mayores son el grupo más afectado por el Covid-19, tratarlos como personas vulnerables puede inducir mucho miedo.

“Relacionarse de manera empática y colaborativa con ellos, reforzando aspectos de higiene y autocuidado, así como la transmisión de información clara y precisa sobre las medidas sanitarias implementadas en su región sin duda ayudará a que estén más confiadas durante sus actividades diarias”, añadió.

Hay muchas otras acciones que las personas mayores pueden iniciar por sí mismas o con el apoyo de un cuidador para proteger su salud mental durante el periodo de cuarentena, como por ejemplos: realizar actividad física, mantener rutinas de readaptación activa; desarrollar un hobbie como leer o pintar; o asumir como desafío el uso de las redes sociales y medios digitales para entablar comunicación con pares o redes de apoyo familiar.

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Individualismo en Contexto de Pandemia: ¿Un Reflejo de la Desigualdad en Chile?
15 de Abril 2020

De acuerdo a lo señalado por el MINSAL y las recomendaciones de la OMS, la ‘Cuarentena’ es una medida de salud pública con un propósito claro y específico: disminuir la velocidad de propagación del COVID 19 en una determinada zona. Por ende, es una herramienta con la que cuenta la Autoridad Sanitaria para aislar a una determinada población con alta concentración de casos positivos, reduciendo la posibilidad de contacto con población sana que no ha contraído el virus. Estas medidas se fortalecen con la implementación de aduanas sanitarias, es decir, un dispositivo de detención y control obligatorio por el que pasan todas aquellas personas que ingresan a una zona en cuarentena, siendo coordinadas por las Seremis de Salud y el resguardo de las FF.AA y de Orden.
A las medidas anteriores, se suma el ‘Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe’ en todo el territorio nacional dispuesto por el Presidente de la República, el pasado 18 de marzo con una vigencia de 90 días (amparado en la Constitución y la Ley Nº 18.415).

Sin embargo, y a pesar de lo anterior, las acciones descritas carecen de impacto sanitario cuando las personas descuidan sus hábitos de higiene personal (lavado frecuente de manos, mantención aislamiento físico, respeto al toque de queda, etc.) o peor aún, cuando algunas de ellas, muestran un total desinterés, respeto y escasa empatía hacia las comunidades en las que residen, incumpliendo la cuarentena sólo para ‘aprovechar’ el fin de semana largo (visitar la zona costera o la 2º vivienda, celebrar una fiesta, adulterar salvoconductos, celebrar reuniones a la que asisten más de 50 personas como lo eventualmente ocurrido en La Pintana e incluso burlar las barreras sanitarias vía aerea, etc.).


No podemos negar que somos seres sociales y necesitamos permanentemente del contacto con otros/as. Específicamente, desde las neurociencias se ha observado que en la infancia, la presencia de estresores crónicos y la falta de conexión (apego y estilos de crianza) afectarían el desarrollo del cerebro de forma permanente, provocando una alteración significativa en áreas específicas (tales como corteza prefrontal, sistema límbico y eje HHA) y funciones ejecutivas (atención, memoria, control de impulsos, etc.). Sabemos también la influencia positiva de vínculos seguros y nutricios en nuestras vidas para alcanzar un desarrollo socioemocional funcional. Estamos conscientes de que la situación provocada por el COVID 19 se ha transformando en un factor estresor para muchas personas y comunidades en el mundo, obligándonos a restringir al máximo nuestro contacto con otros/as, privilegiando el resguardo personal en nuestras casas. Pero ¿por qué es tan díficil que ciertas personas cumplan con lo mínimo en Chile (sólo quedarse en casa y no exponerse)? ¿Exceso de confianza o Egoísmo puro? ¿Oposición a la autoridad o simple negacionismo de la pandemia?

 Será que las conductas descritas precedentemente son el fiel reflejo de un país altamente desigual. En este sentido y lamentablemente, Chile ha estado históricamente entre los primeros puestos con mayor desigualdad económica y educativa (OCDE, 2019). De hecho, se encuentra por sobre todos sus vecinos directos en América del Sur (Argentina, Perú, Bolivia), de acuerdo a estimaciones del Banco Mundial, evidenciándose en definitiva que la indolencia y apatía de unos pocos, seguirá siendo uno de los factores más difíciles de controlar en esta pandemia. Peor aún, continuará siendo un foco de riesgo sanitario para muchos, que opaca (directa o indirectamente) el trabajo de quienes no han podido quedarse en casa, para cumplir abgnedamente con sus responsabilidades profesionales (personal de salud, FF.AA y de Orden, organismos de emergencia, personal aseo y ornato, trabajadores de supermercados y farmacias, etc.).

Por último, esta pandemia nos demuestra que no basta con tener un buen manejo económico o cifras estables de crecimiento, cuando se sigue reproduciendo anacrónicamente las desigualdades imperantes en las que la vida humana son sólo cifras. Al contrario, necesitamos avanzar en mayor democracia y justicia social para salir fortalecidos, cohesionados y comprometidos con la construcción de un país que promueve un desarrollo sostenible para todos/as.

Publicado enEl Mostrador

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Implicaciones de la Pandemia sobre la Salud Mental de las Personas: Un Fenómeno Invisible

La Araucanía Noticias

09 de Abril 2020

Las últimas semanas nos hemos visto invadidos por informes epidemiológicos, implementación de cuarentenas preventivas graduales, el teletrabajo y un aumento progresivo de personas contagiadas por el COVID-19 en Chile. No obstante, y a pesar de la dureza de esta realidad, estamos ante la presencia de una pandemia que sigue generando estragos en la vida de miles de personas en el mundo junto a una tasa importante de fallecidos (más de 88 mil decesos en el mundo, según la OMS).

En vista de lo anterior, se observan factores en común que se comienzan a instalar en nuestra cotidianeidad: el miedo al contagio, la muerte y los procesos de duelo, la dificultad de adaptación de las personas al aislamiento físico, la incertidumbre frente al avance y combate frente a este virus y un conjunto de reacciones (físicas, psicológicas, emocionales, cognitivas, etc.) que generarían cambios potencialmente significativos en nuestro comportamiento al corto, mediano y largo plazo (particularmente, depresión, ansiedad, T. de adaptación, reacciones a estrés agudo y estrés postraumático). Muchas personas están conviviendo cotidianamente con las pérdidas individuales, incluidas las enfermedades y la muerte atribuibles al COVID-19, la precarización del empleo y la cesantía, la falta de seguridad y control sobre la vida, la recesión económica e incluso individuos que sin haberse visto afectados directamente, se ven inundados por los cambios vividos durante lás últimas semanas en nuestro país.

Ahora bien, es importante señalar que el COVID-19 no sólo ha dejado en evidencia la precariedad de los sistemas de salud pública en el mundo, sino que además, devela que la salud mental de la población sigue estando escasamente protegida en los países de la región. De hecho, en Chile no existe una ley de salud mental, se mantienen pobres indicadores de salud mental infantil, en mujeres y en personas mayores y por si fuera poco, el presupuesto de salud que se destina a este ámbito sigue estando por debajo de las recomendaciones de la OMS y la OCDE. En dicho contexto, ¿cómo pensamos proteger la salud mental de las personas durante una pandemia? ¿de qué manera se está velando por las condiciones de vida y trabajo del personal sanitario? ¿Cuáles serán los efectos (al mediano y largo plazo) de la doble presencia en miles de trabajadores profesionales que deben combinar sus responsabilidades laborales con las del hogar? ¿Estábamos preparados para enfrentar una pandemia en la que se requiere una alta conciencia social, empatía y respeto por los otros/as? ¿Por qué cuesta tanto cumplir con un toque de queda y una cuarentena (¿egoímo, imprudencia, desinformación?)?¿Qué alternativas de intervención en salud mental va a requerir la población, una vez superada esta emergencia? Ciertamente el panorama descrito instala un manto de incertidumbre con un pronóstico reservado.

No obstante, es tarea de todos/as colaborar con el respeto irrestricto a las medidas de aislamiento social, el abastecimiento responsable de alimentos y los hábitos de higiene permanentes para contrarrestar la propagación de este virus en nuestras comunidades. No olvidemos que tenemos muchos heroes luchando a diario por frenar esta pandemia, extendiendo nuestro reconocimiento y admiración a quienes están en la 1º línea frente a este virus, entre ellos, los profesionales de la salud (auxiliares, TENS, Enfermeros/as, Tecnologos Médicos; Químicos Farmaceúticos, Médicos, etc.), el personal de FF.AA y de Orden, los trabajadores que prestan servicios en supermercados, farmacias y almacenes, aseo y ornato, etc.

Para citar:

Sandoval-Obando, E. (2020, abril 09). Implicaciones de la Pandemia sobre la Salud Mental de las Personas: Un Fenómeno Invisible. Araucanía Noticias. Recuperado de:https://araucanianoticias.cl/2020/implicaciones-de-la-pandemia-sobre-la-salud-mental-de-las-personas-un-fenmeno-invisible/0409178971
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Apoyo en la Formación de Profesionales de la ONG Psicólogos Voluntarios de Chile

Santiago de Chile

07 de Abril 2020

 

En el Día Mundial de la Salud y dentro del contexto de la pandemia provocada por el COVID-19 en Chile, tuve la posibilidad de ejecutar el pasado 07 de abril 2020 una capacitación gratuita (online) a más de una veintena de profesionales de la salud mental distribuidos a lo largo del país y que próximamente comenzarán a brindar intervención psicológica a distancia a las personas afectadas directa o indirectamente por esta emergencia sanitaria, bajo la coordinación de la ONG Psicólogos Voluntarios de Chile.


Alcance y propósito de la capacitación

La jornada de capacitación y entrenamiento en la aplicación de Primeros Auxilios Psicológicos (Protocolo OPS/OMS) y orientaciones técnicas para la intervención psicológica remota (vía telefónica o videollamada) serán fundamentales para la protección de la salud mental de las personas en el contexto actual. En dicho contexto, el Dr. Sandoval, nuevamente decidí colaborar con esta ONG, en el marco de la alianza colaborativa que existe con la Sociedad Chilena de Psicología en Emergencia y Desastres (SOCHPED).

En esta actividad, fueron valorados positivamente los saberes y experiencias profesionales acumuladas por el Dr. Sandoval, en formación y entrenamiento de intervinientes y equipos de primera respuesta en diferentes regiones del país así como su contacto permanente con instituciones públicas y privadas que operan durante emergencias en Chile (FF.AA y de Orden, ONEMI, Equipos de salud, etc.),

La jornada tuvo una duración de 2 horas cronológicas en las que se abordaron los siguientes tópicos: Contextualización sanitaria de la Pandemia, Principios generales de los PAP; protocolo OPS/OMS para la aplicación de PAP; características terapéuticas de la intervención psicológica remota; estado del arte en torno a la intervención en crisis psicológica frente a COVID-19, etc. Finalmente, la actividad permitió que los participantes pudieran actualizar competencias y capacidades terapéuticas para la contención emocional y protección de la salud mental de las personas que se vean afectadas por la situación sanitaria actual.

Noticia Completa: Difusión IdeSH

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