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Universidad Autónoma de Chile
10 de septiembre 2020

“Implicancias psicosociales de la pandemia en la vida comunitaria: una mirada desde el trabajo social y la psicología” es el nombre del conversatorio organizado por la carrera de Trabajo Social de la Universidad Autónoma de Chile, sede Temuco. Una instancia que reunió a trabajadores sociales y psicólogos para hablar sobre los efectos psicosociales que ha generado la pandemia en la comunidad.
La actividad se desarrolló el pasado 10 de septiembre, en donde tuve el agrado de participar como expositor. Con más de 1000 inscritos de diferentes países de latinoamérica, pudimos generar un espacio de análisis reflexivo respecto al impacto de la pandemia en la vida comunitaria.

Resumen de mi Ponencia:

El Dr. Eduardo Sandoval Obando describió algunas de las reacciones que se han desencadenado en la sociedad con respecto a la pandemia, entre algunas están: el miedo al contagio, la incertidumbre ( de no saber que ocurrirá), efectos de distanciamiento físico, dificultades de adaptación a las nuevas rutinas, aumento de los niveles de violencia en contra de la mujer, impacto de la recesión economía y el aumento del estrés.

Los efectos que podrían presentar las sociedad una vez pasada la pandemia y los distintos niveles que afectarían la capacidad de desenvolverse con normalidad en la vida cotidiana fue otro de los temas abordados por el investigador.

A propósito del concepto de comunidad, el Dr. Sandoval menciona que   “mientras más prolongado sea el confinamiento, el distanciamiento físico, y la falta o dificultad para volver a nuestra rutina, que probablemente nunca va a ser la misma, mayor es el riesgo de que este evento sea potencialmente traumático para la población y grupo de riesgo”.

El profesional además mencionó la necesidad de una política pública que comprenda un mejor manejo y gestión del riesgo o “una comunicación del riesgo efectiva para evitar lo que hemos visto en varios episodios a lo largo de estos meses de confinamiento, como cuando se implementa una medida sanitaria sin una psicoeducación de por medio; o cuando se implementan restricciones al desplazamiento de las personas sin una clarificación oficial desde el nivel central; o cuando se implementa un aumento en las libertades individuales en las personas sin una planificación urbana”.

Finalmente el académico se refirió a la pandemia como una invitación para avanzar en un mayor respeto y protección de las personas mayores; impulsar acciones concretas que promuevan el trato igualitario entre mujeres y hombres; la crianza respetuosa y la importancia de la implicación familiar en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños, niñas y jóvenes. También la catalogó como una oportunidad para instaurar una cultura de prevención frente a emergencias y desastres en el país.

Por último, el Dr. Sandoval menciona que la pandemia propone el desafío de “alcanzar un nuevo pacto social construido sobre el dialogo respetuoso y colaborativo” concluyó.

Les comparto las presentaciones completas de este importante evento!

Ver nota de Prensa: Noticias UA

Link del evento (completo): 

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Opinión en Prensa
17 de agosto 2020

La pandemia provocada por el virus SARS-COV-2 en Chile y el mundo nos ha golpeado de manera drástica y progresiva, recordándonos la fragilidad de la especie humana dentro de un escenario marcado por los procesos de duelo y las pérdidas que han tensionado significativamente las prácticas cotidianas de las personas y sus comunidades. Más aún, es probable que los próximos meses sigan estando marcados por la incertidumbre, el miedo al contagio y las diversas fuentes de estrés relacionadas con el hecho de que asistimos a uno de los eventos que probablemente marcará la historia de la humanidad durante el presente siglo por su magnitud, letalidad y complejidad socio-sanitaria.

A partir de lo anterior, sería deseable que esta pandemia no solamente sea una instancia que nos permita replantearnos críticamente nuestra experiencia vital y la importancia del cuidado y protección de la salud física y mental, sino que inevitablemente debiera permitirnos a todos/as reflexionar acerca de la forma en la que hemos venido viviendo nuestra vida y de las innegables desigualdades anquilosadas en nuestro país, dentro de un sistema social fuertemente influenciado por variables económicas (sistema económico de libre mercado), la globalización, el individualismo y el hedonismo.

Precisamente por ello, durante estos meses de cuarentena se han visibilizado las diversas fragmentaciones y desigualdades (económicas, educativas, histórico-culturales, etc.) que afectan cotidianamente a miles de compatriotas, convirtiéndolos en grupos vulnerados (personas mayores, mujeres, migrantes, personas en situación de discapacidad, niños/as y jóvenes) para los cuales no hay muchas alternativas más que vivir para trabajar, incluso aunque eso implique exponerse al virus y ser agentes de contagio potencial para sus familiares y comunidades. Más aún, cuando paradójicamente muchas de las discusiones de fondo que se proponen desde los poderes del Estado y la ‘clase política’ se centran en aspectos superficiales de las problemáticas actuales, asumiendo de manera ingenua que todo se puede resolver con un conjunto de medidas económicas subsidiarias, reflejando una total desconexión y falta de empatía hacia quienes los han elegido como representantes.

Ahora bien, en el campo de la salud mental y de acuerdo a las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (WHO, 2020), el 4% de la población mundial podría experimentar trastornos mentales severos derivados de la crisis sanitaria, mientras que entre el 15% y 20% podría sufrir trastornos leves a moderados. Asimismo, existen hallazgos contundentes en donde se evidenciaría un incremento potencial de los trastornos relacionados con el estado de ánimo, la ansiedad y el estrés (Freeman et al., 2020; Lai et al., 2020; Lima et. al., 2020; Rajkumar, 2020) además de una alteración en los patrones de sueño y alimentación, particularmente en grupos vulnerables y personas con antecedentes de comorbilidad previa.

Por consiguiente, y a propósito del desconfinamiento en Chile (plan paso a paso), en donde muchos anhelan volver a la ‘normalidad’, los invito a detenerse un segundo y ser agentes de cambio para que no volvamos a replicar invariablemente los mismos errores de siempre.

La pandemia es un evento (tal vez único) que obliga a replantearnos todo lo que conocemos. Es una INVITACIÓN para avanzar en un mayor respeto y protección de las personas mayores; de valorar la vida, la salud (física y mental) y los afectos (para perdonar, reconciliarnos/as y unirnos); de impulsar acciones concretas que promuevan el trato igualitario entre hombres y mujeres, la crianza respetuosa, la corresponsabilidad y la importancia de la implicación familiar en el desarrollo cognitivo y emocional de nuestros niños, niñas y jóvenes.

También debe ser una OPORTUNIDAD para instalar una cultura de la prevención frente a emergencias y desastres en Chile, destacando la importancia del apoyo social y la resiliencia comunitaria, junto con acciones coherentes para un desarrollo sostenible que protejan el medio ambiente y aminore los efectos de la emergencia climática sobre nuestro planeta.

Por último, la pandemia nos propone como DESAFÍO, alcanzar un nuevo pacto social construido sobre el dialogo respetuoso y colaborativo (que supere los intereses personales) para avanzar en la construcción de acuerdos democráticos que otorguen igualdad, respeto y justicia social para todos/as.

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