Ámbitos Revista Internacional de Comunicación
Número 32
Departamento de Periodismo II; Universidad de Sevilla, España.
Mayo 2016
Título: SOCIAL LINGUISTICS AND LITERACIES: IDEOLOGY IN DISCOURSES
GEE, J. (2015). Social Linguistics and Literacies: Ideology in Discourses (Fifth Edition). London and New York: Taylor & Francis Group. 282 pp.
Por Eduardo Sandoval Obando
Correspondencia a: eduardo.sandoval@correo.udc.es
La presente obra, continúa siendo una interesante propuesta de convergencia, intercambio, análisis e incluso de discusión para las ciencias sociales y humanidades; pero particularmente para la educación y la lingüística, tomando como eje de referencia los procesos de alfabetización y el discurso, abriendo el análisis hacia otras temáticas como las relaciones sociales, modelos culturales, el poder y la política. Asimismo, invita a un interesante recorrido y análisis reflexivo respecto a los aportes del autor, en que se identifica la propensión de las ciencias sociales, por destacar el protagonismo que adquiere el lenguaje en la construcción del conocimiento, la transformación de las prácticas sociales y las pautas comunicativas que inciden en nuestras prácticas discursivas. Dicho de otro modo, los discursos se entienden como formas de estar en el mundo, formas de vida, que son siempre y en todas partes, sociales en donde el lenguaje y la alfabetización, adquieren sentido y en la que estas prácticas sociales se encuentran íntimamente ligadas a teorías, normalmente tácitas, las cuales potencian o incapacitan a las personas o comunidades. De ahí que este libro, pretende entregarnos herramientas y reflexiones, para explicitar las teorías que emergen dentro de este complejo campo de estudio.
Para cumplir con lo anterior, Gee construye su trabajo sobre diecisiete capítulos (incorporando una serie de observaciones y reflexiones que enriquecen y potencian aún más, lo contenido en las primeras ediciones de esta obra), a través de los cuales intenta desarrollar y explicitar, a nuestro juicio, tres premisas fundamentales: brindar una perspectiva general acerca de los diversos enfoques socioculturales que emergen en el estudio del lenguaje y los procesos de alfabetización; aportar y describir un enfoque específico para el análisis del discurso (entendido también como lenguaje en uso dentro de la sociedad) y formular una teoría sobre el lenguaje y la alfabetización, en que el discurso se transforma en el eje rector de esta propuesta.
En los capítulos iniciales, Gee nos entrega una clara definición acerca de las teorías, entendidas como modelos culturales de los cuales no hay escapatoria, pues están inevitablemente enraizadas en nuestras experiencias sociales y culturales. Es decir, engloban aquel corpus de generalizaciones sobre un área (la lengua y sus procesos de alfabetización por ejemplo), en cuyos términos pueden encuadrarse las descripciones de los fenómenos y darse explicaciones de los mismos, sirviendo de fundamento de las creencias y pretensiones de conocimiento, que puede ser más o menos tácita dentro de las relaciones humanas. Por otra parte, se afirma que las ideologías corresponden a teorías sociales que incluyen generalizaciones (creencias u afirmaciones) acerca de la forma o formas en que se distribuyen los bienes en la sociedad. De tal modo, que las ideologías son importantes porque al interactuar con la historia y las bases materiales de la sociedad, nos permiten explicar, crear o incluso dispensar la distribución de los bienes. Pero ¿qué relación tiene la teoría y la ideología en el lenguaje? La respuesta es categórica, dado que al asumir una perspectiva social en el estudio del lenguaje, inevitablemente emergen los discursos (formas de comportarse, interactuar, valorar, pensar, creer, roles, fetc.), que conllevan teorías y a su vez, en estas mismas subyacen las ideologías. Por ende, el lenguaje no tiene sentido fuera de los discursos y dentro de esta perspectiva, la lingüística es una materia moral de enorme importancia para el análisis de los mismos y la superación de los problemas que afectan a la sociedad.
Desde esta perspectiva, nos permite comprender que la historia de la alfabetización (descrita como la capacidad individual del sujeto de leer y escribir) nos lleva a rechazar su visión tradicional y reemplazarla por una perspectiva contextualizada social y culturalmente; dado que durante largos periodos de la historia, se convertía en un proceso de segmentación social que consolidaba las diferencias de clase entre las personas respondiendo a los modelos económicos imperantes. Sumado a lo anterior, la escuela reproducía estas diferencias para la mantención del statu quo; cobrando sentido el “mito de la alfabetización” planteado desde los griegos y posteriormente, reforzado por Platón, quien rechaza toda forma de lenguaje o pensamiento que no sea capaz de responder a la pregunta ¿Qué quieres decir?, en un intento por desenmascarar las apelaciones de la autoridad y tradicionalismos imperantes que esconden la verdadera búsqueda de la verdad; potenciando la voz que está tras el texto. Lo mismo ocurre con los procesos de alfabetización guiados por la religión, cuyo objetivo central era la promoción de la fe y la vida cristiana, la promoción del carácter y la formación ciudadana dentro de un estado dominado por la religión, y en que todo aquello que se apartara de estos valores, debía ser reprimido y objetado, coartando las verdaderas oportunidades de desarrollo de las personas.
Ante esta realidad, Gee recalca la necesidad de promover una alfabetización liberadora (recurriendo a los planteamientos de Paulo Freire), en que leer implique descifrar la escritura (múltiples capacidades de leer); y el escribir, exija al sujeto, ser capaz de codificar el lenguaje en una forma visual. Por ende, la práctica alfabetizadora estará siempre integrada y entrelazada a las prácticas sociales más generales como la conversación, la interacción, los valores, las creencias, etc.
En la misma línea, recalca que la alfabetización tradicional, excluye los contextos socioculturales en que se encuentra inmersa y la trata como una competencia cognitiva asocial ajena a las relaciones humanas; privilegiando a las élites dominantes y como un medio idóneo para el control de los sujetos. De esta forma, el saber se transforma en un requisito esencial para aspirar al poder, y al mismo tiempo, como la puerta de entrada para la domesticación de los disidentes (es decir, como herramienta socializadora para el pobre); destacando el valor de la lógica y el pensamiento abstracto, el razonamiento y el individualismo, el crecimiento de la burocracia y los sistemas de gobierno despersonalizados. Lo anterior, lleva a que la alfabetización sea fragmentaria y socialmente distante, separando la escritura del habla. Pero no podemos olvidar, según Gee que lo importante no es la alfabetización, en cuanto capacidad descontextualizada de leer o escribir, sino las prácticas sociales que las personas aprenden al formar parte de un grupo social determinado (religioso, escolar, comunitario, deportivo, etc.). Asimismo, es imperativo complementar los enfoques socioculturales de la alfabetización y el lenguaje, con los trabajos realizados desde la psicología, acerca de las cogniciones sociales para aspirar a la construcción de un modelo integral de la mente, el cuerpo y la sociedad.
Hasta el momento, el texto desarrollado por Gee, logra explicitar la forma en que los sujetos construimos diversos discursos, de acuerdo a los procesos de alfabetización en los que nos desarrollamos y que estos, a su vez, reflejan una de nuestras múltiples identidades. Tal como se describe en la obra, nadie habla un lenguaje único y uniforme ni tiene una identidad única y uniforme. Al contrario, los distintos lenguajes sociales que utilizamos nos permiten hacer socialmente visibles múltiples quiénes (somos) y qués (qué hacemos), representado mediante una interacción simultánea que Gee plantea a tres niveles: a) nuestra pertenencia a grupos sociales o culturales (étnicos, clase social, sociales, culturales, educativos y de género, etc.), b) un lenguaje social o una mezcla de ellos y c) un contexto concreto (personas, objetos, lugares por ejemplo). Este marco de análisis sociocultural repercute e influye en la adquisición del lenguaje y los procesos de alfabetización, así como también en la adquisición de la cultura por parte de las personas (aculturación), que aspiran a incorporarse en las culturas dominantes de la sociedad. A su vez, estos modelos culturales varían y difieren según los diversos grupos culturales, varían con el tiempo y los cambios de la sociedad; involucrándonos además en exclusiones de las cuales no somos conscientes. Al ser ocultas, son primero ideológicas (implican teorías sociales) completamente tácitas que recogen creencias sobre la distribución de los “bienes” (prestigio, poder, deseabilidad, centralidad) de la sociedad, los cuales pueden entrar en conflicto al interactuar con distintos grupos socioculturales por sus contenidos, forma de utilizarlos y por los valores y perspectivas que conllevan. De manera que con frecuencia, los valores de la cultura dominante son cómplices de la opresión a las culturas que no pertenecen a la mayoría. Por consiguiente, es en la escuela donde el maestro, debe ser capaz de centrar la atención de los estudiantes en los aspectos destacados de la experiencia, en la compleja red de modelos culturales; recalcando que no hay un conocimiento verdadero de la lengua, sin un conocimiento de los modelos que la dotan de sentido, aspirando a que los estudiantes puedan trascender tanto los modelos culturales de sus culturas maternas, como las de la cultura mayoritaria y la escolar, entre otras.
Ahora bien, notamos que en lo sucesivo, la obra de Gee profundiza directamente en el análisis del discurso explicitando algunas de sus teorías. Así, declara que el discurso estaría caracterizado por 5 elementos interrelacionados entre sí: la prosodia (formas de decir las palabras y oraciones del texto), la cohesión (formas lingüísticas de conexión entre unas oraciones y otras), la organización del discurso de un texto (formas de organizar las oraciones en unidades de orden superior), señales de contextualización (mediante las que los hablantes y escritores indican a los oyentes y lectores lo que ellos consideran el contexto) y la organización temática del texto (formas de señalizar y desarrollar los temas). Con todos estos elementos, los hablantes comunican siempre más que el mensaje literal, y por otra parte, la variabilidad es fundamental para el lenguaje, quedando demostrado a partir del análisis de oraciones simples tomadas por el autor (argumentos utilizados por una joven judía de clase media baja, acerca de su fe en el destino), donde se refleja la multiplicidad de interpretaciones que emergen de estos relatos, y en los que a partir de distintos lenguajes sociales, intrínsecamente ligados se desprenden señales como el status y la solidaridad, situados por supuesto en diversos entornos e instituciones sociales. En definitiva, estas creaciones de sentido se transforman en una práctica social y política.
En lo sucesivo, se afirma que la alfabetización se ha ido convirtiendo en un bien de consumo que puede medirse, comprarse e incluso venderse (reflejando, la crisis de la institución escolar). Asimismo, los discursos serán formas de exhibir la pertenencia a un determinado grupo o red social, incorporando un conjunto de intereses, metas y actividades, valores, herramientas y objetos, creando en definitiva, posturas sociales. De manera adicional, los discursos son: intrínsecamente ideológicos, resisten a la crítica interna y al autoexamen; proponen puntos de vista y valores, pero al mismo tiempo, marginan los puntos de vista de otros; dado que se relacionan con la distribución de los bienes sociales y representan los intereses de los grupos dominantes. Todos estos elementos, nos demuestran que la historia de los discursos es una historia de luchas, contiendas y cambios. Enriqueciendo esta perspectiva, Gee plantea la existencia de discursos primarios (cuyo aprendizaje se adquiere por medio procesos de socialización primaria, configurando nuestra identidad social) y secundarios (cuyo aprendizaje se logra por medio de la inserción del sujeto en diversos grupos e instituciones locales, estatales y nacionales; sobre los cuales tenemos mayor consciencia y dominio); destacando que una enseñanza exitosa, será aquella capaz de inculcar un discurso (y no sólo contenidos), explicitando su carácter político frente a los sujetos.
Finalmente, en el resto de la obra, el autor nos conduce al análisis crítico del lenguaje en el marco de referencia de un discurso, dotado de valores y de carácter político (en su sentido más amplio), imbricado en las relaciones humanas, en las que están en juego el poder y los bienes sociales; sin olvidar que las formas de actuar de las personas nos expresan algo sobre su modo de interpretar el discurso y el entorno en el que suponen que están. Así, queda explicitado que los discursos “se hablan” entre sí a lo largo de la historia; la lengua se mezcla con cuerpos, objetos y herramientas. Fuera de los discursos, la lengua y la alfabetización carecen de sentido, razón por la cual, el estudio de la alfabetización (y el lenguaje por supuesto), trasciende toda disciplina. De ahí, que las escuelas (como espacios de transformación social y construcción crítico del discurso), están llamadas a incentivar en sus estudiantes, una mayor capacidad reflexiva y porque no decirlo, también crítica de su sociedad y los discursos (entendidos como teorías sobre el mundo), transformándolos y ampliándolos para el beneficio de los entornos socioculturales en los que se insertan e interactúan. Sólo de esta manera, podrán aspirar a la adquisición de un metalenguaje sobre sus propios discursos. y los que en un futuro emerjan. Este saber, sin duda es un poder y una cuestión moral fundamental, que con la ayuda de la lingüística, dota de un conocimiento valioso para las Ciencias Sociales y Humanidades, dotadas de un sentido político, que le posibiliten transformar el mundo, luchar contra el statu quo imperante y favorecer el cambio social, mediante la construcción e instalación de una alfabetización liberadora para todos y todas.
Para Citar Reseña: Sandoval, E. (2016). Reseña de Gee, J. (2015). Social Linguistics and Literacies: Ideology in Discourses (Fifth Edition). London and New York: Taylor & Francis Group. 282 pp. En Ámbitos – Revista Internacional de Comunicación, 32. ISSN: 1988-5733 (en línea)
Acceso al Número Completo Revista: Número 32 – Ambitos Revista Internacional de Comunicación
0