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Apoyo Social y Resiliencia Comunitaria: Un Camino Posible para una Cultura de la Prevención en Contexto de Pandemia
 
18 de mayo 2020

La pandemia provocada por el COVID-19 se ha transformado es una crisis sanitaria, económica y geopolítica sin precedentes en Chile y el mundo. Además, ha provocado cambios significativos en las prácticas de vida cotidiana de las personas como consecuencia de las medidas sanitarias dispuestas desde el nivel central (distanciamiento físico, toque de queda, cuarentena dinámica y la reciente implementación de la cuarentena obligatoria para personas mayores de 75 años, etc.) lo que ha incidido en la aparición de diferentes manifestaciones tales como el miedo al contagio, la incertidumbre, la ansiedad, fluctuaciones en el estado de ánimo, alteraciones en los patrones de sueño y alimentación, aumento de los niveles de estrés, entre otros. 

En vista de lo anterior, nuestro país se enfrenta a una emergencia sanitaria que provocará alteraciones importantes en la vida de las personas. Es decir, no solamente está en riesgo nuestra salud física (frente a un eventual contagio), sino que surgirán al corto, mediano y largo un conjunto de reacciones (cognitivas, emocionales, conductuales, etc.) que pondrán en jaque nuestra salud mental. Es díficil hablar de una ‘nueva normalidad’ frente a un evento altamente complejo y dinámico como el COVID 19, cuyas consecuencias e impacto sociosanitario, psicosocial, cultural y económico es aún incierto.

Precisamente por ello, desde la psicología de la emergencia resulta importante avanzar en el fortalecimiento de la medidas preventivas en la población para favorecer una cultura de la prevención frente a esta pandemia. Dentro de este ámbito, nos parece necesario reforzar tres dimensiones:

En primer lugar, se reitera la importancia de un cumplimiento estricto de los hábitos de higiene personal (cumplimiento distanciamiento físico, lavado frecuente de manos, uso de la mascarilla, etc.) y la promoción de estilos de vida saludables a nivel familiar y comunitario. Cuidarse para cuidar a otros/as es imprescindible. 

En segundo lugar, es prioritario avanzar en mecanismos y estrategias participativas e inclusivas de acción local orientadas a la planificación de la recuperación temprana, con enfoque de género, de manera que la prevención sea el eje rector en nuestra convivencia cotidiana. 

En tercer lugar, es necesario fortalecer la preparación y la respuesta a nivel comunitario. Al respecto, y basado en la literatura, se sabe que la percepción del riesgo influye fuertemente en la disposición de las personas para prepararse frente a una emergencia. Además, los vínculos sociales en las comunidades pueden desempeñar un papel importante al enfocar las percepciones de riesgo, convirtiéndose en predictores de las actitudes de los afectados/as hacia los desastres.

Finalmente, la gestión del riesgo de desastres (GRD), el Marco de Sendai, los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de Paris para el Cambio Climático aportan orientaciones de referencia para un giro epistemológico en la forma de afrontar esta pandemia. Fortalecer el apoyo social, la resiliencia comunitaria, el autocuidado y la cultura de la prevención frente al COVID 19 se instalan como un camino prometedor y necesario para afrontar responsablemente la emergencia socio-sanitaria actual.

Ver Más: Tiempo 21

Para citar:
Sandoval-Obando, E. (2020, mayo 18). Apoyo Social y Resiliencia Comunitaria: Un Camino Posible para una Cultura de la Prevención en Contexto de Pandemia. Tiempo 21. Recuperado de DOI: 10.13140/RG.2.2.25751.60325

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Procesos de duelo y recomendaciones para el manejo de la pérdida en contexto de pandemia

Psicosocial y Emergencias (España)

29 de abril 2020

Las últimas semanas nos hemos visto invadidos por datos epidemiológicos, implementación de cuarentenas preventivas graduales, el teletrabajo y un aumento progresivo de personas contagiadas por el COVID-19 en Chile. No obstante, y a pesar de la dureza de esta realidad, estamos ante la presencia de una pandemia que sigue generando estragos en la vida de miles de personas en el mundo junto a una tasa importante de fallecidos (más de 88 mil decesos en el mundo, según la OMS).

En vista de lo anterior, se observan factores en común que se instalan en nuestra cotidianeidad: el miedo al contagio, la muerte y los procesos de duelo, la dificultad de adaptación de las personas al aislamiento físico, la incertidumbre frente al avance y combate frente a este virus y un conjunto de reacciones (físicas, psicológicas, emocionales, cognitivas, etc.) que generarían cambios potencialmente significativos en nuestro comportamiento al corto, mediano y largo plazo (particularmente, T. del sueño, depresión, ansiedad, T. de adaptación, reacciones a estrés agudo y estrés postraumático).

Muchas personas están conviviendo cotidianamente con las pérdidas individuales, incluidas las enfermedades y la muerte atribuibles al COVID-19, la precarización del empleo y la cesantía, la falta de seguridad y control sobre la vida, la recesión económica e incluso individuos que, sin haberse visto afectados directamente, se ven inundados por los cambios vividos durante las últimas semanas en nuestro país.

Así, la muerte y los procesos de duelo comienzan a despertar múltiples emociones en los individuos, entre ellas la tristeza, el sufrimiento, la rabia y la aflicción. El duelo corresponde al proceso por el que atraviesa una persona tras la muerte de un ser querido, para luego asimilarlo, entenderlo y reconstruir gradualmente su vida. Otros lo abordan a partir de ciertas etapas por las que transitaría el individuo: la negación, la rabia, la negociación, la depresión y la aceptación. No obstante, todas estas fases y las estrategias de afrontamiento hacen que cada proceso sea único, intenso y dinámico. Además, la forma en que se afronta dependerá de la personalidad del sujeto y sus estrategias de afrontamiento, la relación con la persona fallecida, las circunstancias de la muerte y la red de apoyo social con la que cuenta el individuo (familia, amigos, comunidad, etc.).

A partir de lo anterior, se sugiere:

  • El duelo es un proceso normal que no debe apresurarse o intentar extirparlo de la vida. Tampoco visualizarlo como una enfermedad. Es una respuesta esperable frente a la pérdida de un ser querido con el que han compartido experiencias imborrables.
  • Favorezca la realización de rituales en torno a la despedida de un ser querido (en caso de pandemia, genere un espacio íntimo y seguro para llorar a quién ha partido).
  • Analice la pérdida en el contexto actual e identifique qué lazos puede fortalecer con sus redes de apoyo.
  • Evite el pensamiento fatalista y sustitúyalo por una jerarquización realista de necesidades.
  • Comparta sus emociones (todos/as estamos enfrentando esta pandemia).
  • Valore y reconozca en vida a sus seres queridos (el aislamiento es físico y no social; potencie contactos virtuales con quienes ama.
  • Perdone, Reconcíliese y admita la muerte como una etapa del ciclo vital, atesorando las experiencias vividas con aquellos familiares que ha perdido.
Ver más: Psicosocial & Emergencias

Para citar:
 
Sandoval-Obando, E. (2020). Procesos de Duelo y Recomendaciones para el Manejo de la Pérdida en Contexto de Pandemia. Psicosocial & Emergencias. ISSN: 1887-1836. Recuperado de http://www.psicosocialyemergencias.com/procesos-de-duelo-y-recomendaciones-para-el-manejo-de-la-perdida-en-contexto-de-pandemia/
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Cuidarse para cuidar a otros/as: Algunas recomendaciones para la protección de la salud mental en equipos de salud

Araucanía Noticias 

26 de abril 2020Araucanía Noticias Temuco

La pandemia provocada por el COVID 19 ha develado un conjunto de falencias y precariedades de diversa índole en los sistemas sanitarios del mundo. Más aún, ha mostrado que ningún país estaba 100% preparado para responder eficazmente a la velocidad de propagación con la que el virus se mueve, instalando un marco de incertidumbre respecto a las estrategias de combate y monitoreo epidemiológico por parte de los países, para el control de la enfermedad y la disminución de la curva de contagio.

Sin embargo, y paradójicamente el COVID 19 nos recuerda cotidianamente la existencia de miles de profesionales de la salud que están altamente comprometidos con su trabajo y con la protección integral de la salud de las personas. Los ‘heroes sin capa’ luchan contra la doble presencia (cumplen con su trabajo y en paralelo, están pendiente de sus responsabilidades familiares, crianza de los hijos/as, vínculo con familia de origen, etc.), el estrés, el miedo al contagio y el trauma (por lidiar permanentemente con las pérdida de vidas humanas), los trastornos del sueño (turnos rotativos que deterioran patrones de sueño) y la alimentación, etc.

En este sentido, se ha observado que son un grupo potencial de riesgo, proclives al desarrollo de sintomatología depresiva, ansiedad, estrés postraumático, alta somatización e incluso manifestaciones inespecíficas de sufrimiento emocional. Al respecto, médicos en Italia, España, Canadá y Estados Unidos han reportado miedo, aislamiento social y estrés laboral. En el caso de China, el personal sanitario ha manifestado síntomas relacionados con trauma emocional, y específicamente, algunos enfermeros/as refirieron síntomas de traumatización indirecta, como consecuencia del vínculo empático e identificación con la vulnerabilidad y dolor del paciente. Como consecuencia de lo anterior, experimentaron una pérdida de apetito, fatiga, aumento del desgaste físico, trastornos del sueño, irritabilidad, disminución de la atención, entumecimiento, miedo y visión negativa respecto al futuro.

Finalmente, uno de los grandes desafíos que surgen en torno a la pandemia, es avanzar en una mejora estructural y significativa de las condiciones laborales en la que miles de trabajadores de la salud se desempeñan. Cuidarse, para cuidar a otros es una consigna necesaria en tiempos de pandemia, por lo que compartimos algunas recomendaciones que podrían ser útiles para resguardar la salud mental de nuestros ‘heroes sin capa’:

Autocuidado Permanente: Revise la forma más adecuada de manejar su estrés, para poder apoyar a sus compañeros y beneficiarse recíprocamente de dicha interacción. Potencie sus recursos personales y maximice los niveles de resiliencia.

Rescate Experiencias Positivas de Manejo del Estrés: Piense en lo que le ha permitido superar dificultades en el pasado y en lo que podría hacer ahora, para afrontar funcionalmente esta pandemia.

Estilos de Vida Saludable: Destine tiempo adecuado para comer, descansar y relajarse, aunque sean periodos breves. Regule responsablemente su consumo de alcohol, cafeína o nicotina y evite el consumo de fármacos sin prescripción médica.

Redes de Apoyo Social Activas: Obtenga apoyo hablando con sus amigos, seres queridos, u otras personas en las que confíe. Las TICs pueden ser una herramienta potente para mantenernos unidos, a pesar del distanciamiento físico.

Ponga Límites a su Intervención: Recuerde que usted no es responsable de resolver todos los problemas de las personas. Haga lo que pueda para ayudar a cada individuo, a ayudarse sí mismos. Active recursos personales y la resiliencia comunitaria.

Colaboración y Trabajo en Equipo: Controle con sus compañeros para ver cómo están llevando la situación, y haga que ellos repliquen lo mismo con usted. Encuentren formas de apoyarse colaborativamente (revisar protocolos de desactivación para intervinientes). Implemente turnos rotativos durante la fase aguda de la crisis, alternándolos con periodos de descanso regular.

Para citar:
Sandoval-Obando, E. (2020, abril 26). Cuidarse para cuidar a otros/as: Algunas recomendaciones para la protección de la salud mental en equipos de salud. Araucanía Noticias. Recuperado de https://araucanianoticias.cl/2020/cuidarse-para-cuidar-a-otros-as-algunas-recomendaciones-para-la-proteccin-de-la-salud-mental-en-equipos-de-salud/0426179899

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Protección de la Salud Mental de Personas Mayores en Contexto de Pandemia

Universidad Autónoma de Chile
Opinión Técnica
24 de abril 2020


La pandemia provocada por el COVID-19 en Chile y el mundo ha dejado en evidencia un conjunto de falencias y precariedades existentes en la salud pública y recalca la importancia de avanzar en una política pública flexible, transparente y participativa que valore y proteja la salud mental de las personas durante emergencias y catástrofes.

Esto es más importante aun cuando la población se ve enfrentada a largos periodos de cuarentena preventiva, donde el aislamiento social se transforma en un factor de riesgo diferencial para toda la población

Según explica Dr. Eduardo Sandoval, psicólogo e investigador del Instituto de Estudios Sociales y Humanísticos (IDESH) de la Universidad Autónoma de Chile, existe un grupo etario con el cual país ha estado en deuda hace muchos años: las personas mayores.

“Pese a que se han implementado planes y programas específicos de protección de la vejez, relacionados al turismo social, programas de buen trato, envejecimiento activo u otros, estas medidas han sido superficiales y no han permitido instalar un sistema integral y moderno que responda pertinentemente a las necesidades e intereses de nuestros adultos mayores”, señaló el académico.

Por ello, y en el contexto de pandemia en los que las personas mayores se han convertido en una población de riesgo, producto del número total de fallecidos en el mundo a causa de este virus, es altamente necesario plantear para la protección de la salud mental de este grupo etario.

Sandoval plantea que “los impactos psicológicos para las personas mayores pueden incluir ansiedad, estrés, irritabilidad o tristeza. Estas reacciones suelen ser particularmente difíciles para las personas mayores que pueden estar experimentando un deterioro cognitivo o demencia o que viven en soledad hace mucho tiempo. Importante es que quienes los rodeen puedan ofrecer ayuda o mostrarse disponibles para orientarlos en el uso de redes sociales, por ejemplo, lo que les permitirá activar y fortalecer redes de apoyo disponibles en su entorno”.

Otro aspecto a considerar es la estigmatización y el alarmismo, dado que los adultos mayores son el grupo más afectado por el Covid-19, tratarlos como personas vulnerables puede inducir mucho miedo.

“Relacionarse de manera empática y colaborativa con ellos, reforzando aspectos de higiene y autocuidado, así como la transmisión de información clara y precisa sobre las medidas sanitarias implementadas en su región sin duda ayudará a que estén más confiadas durante sus actividades diarias”, añadió.

Hay muchas otras acciones que las personas mayores pueden iniciar por sí mismas o con el apoyo de un cuidador para proteger su salud mental durante el periodo de cuarentena, como por ejemplos: realizar actividad física, mantener rutinas de readaptación activa; desarrollar un hobbie como leer o pintar; o asumir como desafío el uso de las redes sociales y medios digitales para entablar comunicación con pares o redes de apoyo familiar.

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Implicaciones de la Pandemia sobre la Salud Mental de las Personas: Un Fenómeno Invisible

La Araucanía Noticias

09 de Abril 2020

Las últimas semanas nos hemos visto invadidos por informes epidemiológicos, implementación de cuarentenas preventivas graduales, el teletrabajo y un aumento progresivo de personas contagiadas por el COVID-19 en Chile. No obstante, y a pesar de la dureza de esta realidad, estamos ante la presencia de una pandemia que sigue generando estragos en la vida de miles de personas en el mundo junto a una tasa importante de fallecidos (más de 88 mil decesos en el mundo, según la OMS).

En vista de lo anterior, se observan factores en común que se comienzan a instalar en nuestra cotidianeidad: el miedo al contagio, la muerte y los procesos de duelo, la dificultad de adaptación de las personas al aislamiento físico, la incertidumbre frente al avance y combate frente a este virus y un conjunto de reacciones (físicas, psicológicas, emocionales, cognitivas, etc.) que generarían cambios potencialmente significativos en nuestro comportamiento al corto, mediano y largo plazo (particularmente, depresión, ansiedad, T. de adaptación, reacciones a estrés agudo y estrés postraumático). Muchas personas están conviviendo cotidianamente con las pérdidas individuales, incluidas las enfermedades y la muerte atribuibles al COVID-19, la precarización del empleo y la cesantía, la falta de seguridad y control sobre la vida, la recesión económica e incluso individuos que sin haberse visto afectados directamente, se ven inundados por los cambios vividos durante lás últimas semanas en nuestro país.

Ahora bien, es importante señalar que el COVID-19 no sólo ha dejado en evidencia la precariedad de los sistemas de salud pública en el mundo, sino que además, devela que la salud mental de la población sigue estando escasamente protegida en los países de la región. De hecho, en Chile no existe una ley de salud mental, se mantienen pobres indicadores de salud mental infantil, en mujeres y en personas mayores y por si fuera poco, el presupuesto de salud que se destina a este ámbito sigue estando por debajo de las recomendaciones de la OMS y la OCDE. En dicho contexto, ¿cómo pensamos proteger la salud mental de las personas durante una pandemia? ¿de qué manera se está velando por las condiciones de vida y trabajo del personal sanitario? ¿Cuáles serán los efectos (al mediano y largo plazo) de la doble presencia en miles de trabajadores profesionales que deben combinar sus responsabilidades laborales con las del hogar? ¿Estábamos preparados para enfrentar una pandemia en la que se requiere una alta conciencia social, empatía y respeto por los otros/as? ¿Por qué cuesta tanto cumplir con un toque de queda y una cuarentena (¿egoímo, imprudencia, desinformación?)?¿Qué alternativas de intervención en salud mental va a requerir la población, una vez superada esta emergencia? Ciertamente el panorama descrito instala un manto de incertidumbre con un pronóstico reservado.

No obstante, es tarea de todos/as colaborar con el respeto irrestricto a las medidas de aislamiento social, el abastecimiento responsable de alimentos y los hábitos de higiene permanentes para contrarrestar la propagación de este virus en nuestras comunidades. No olvidemos que tenemos muchos heroes luchando a diario por frenar esta pandemia, extendiendo nuestro reconocimiento y admiración a quienes están en la 1º línea frente a este virus, entre ellos, los profesionales de la salud (auxiliares, TENS, Enfermeros/as, Tecnologos Médicos; Químicos Farmaceúticos, Médicos, etc.), el personal de FF.AA y de Orden, los trabajadores que prestan servicios en supermercados, farmacias y almacenes, aseo y ornato, etc.

Para citar:

Sandoval-Obando, E. (2020, abril 09). Implicaciones de la Pandemia sobre la Salud Mental de las Personas: Un Fenómeno Invisible. Araucanía Noticias. Recuperado de:https://araucanianoticias.cl/2020/implicaciones-de-la-pandemia-sobre-la-salud-mental-de-las-personas-un-fenmeno-invisible/0409178971
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