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Apoyo en la Formación de Profesionales de la ONG Psicólogos Voluntarios de Chile

Santiago de Chile

07 de Abril 2020

 

En el Día Mundial de la Salud y dentro del contexto de la pandemia provocada por el COVID-19 en Chile, tuve la posibilidad de ejecutar el pasado 07 de abril 2020 una capacitación gratuita (online) a más de una veintena de profesionales de la salud mental distribuidos a lo largo del país y que próximamente comenzarán a brindar intervención psicológica a distancia a las personas afectadas directa o indirectamente por esta emergencia sanitaria, bajo la coordinación de la ONG Psicólogos Voluntarios de Chile.


Alcance y propósito de la capacitación

La jornada de capacitación y entrenamiento en la aplicación de Primeros Auxilios Psicológicos (Protocolo OPS/OMS) y orientaciones técnicas para la intervención psicológica remota (vía telefónica o videollamada) serán fundamentales para la protección de la salud mental de las personas en el contexto actual. En dicho contexto, el Dr. Sandoval, nuevamente decidí colaborar con esta ONG, en el marco de la alianza colaborativa que existe con la Sociedad Chilena de Psicología en Emergencia y Desastres (SOCHPED).

En esta actividad, fueron valorados positivamente los saberes y experiencias profesionales acumuladas por el Dr. Sandoval, en formación y entrenamiento de intervinientes y equipos de primera respuesta en diferentes regiones del país así como su contacto permanente con instituciones públicas y privadas que operan durante emergencias en Chile (FF.AA y de Orden, ONEMI, Equipos de salud, etc.),

La jornada tuvo una duración de 2 horas cronológicas en las que se abordaron los siguientes tópicos: Contextualización sanitaria de la Pandemia, Principios generales de los PAP; protocolo OPS/OMS para la aplicación de PAP; características terapéuticas de la intervención psicológica remota; estado del arte en torno a la intervención en crisis psicológica frente a COVID-19, etc. Finalmente, la actividad permitió que los participantes pudieran actualizar competencias y capacidades terapéuticas para la contención emocional y protección de la salud mental de las personas que se vean afectadas por la situación sanitaria actual.

Noticia Completa: Difusión IdeSH

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Personas Mayores en ‘Riesgo’: Algunas Recomendaciones para la Protección de la Salud Mental en Contexto de Pandemia

Centro de Comunicación de las Ciencias

31 de marzo 2020


En el contexto de la pandemia de COVID-19 nuestros adultos mayores se convirtieron en la “población de riesgo”, producto del número total de fallecidos de este grupo en el mundo. Esta situación trae consigo algunas implicancias en su salud mental. Por eso, desde la investigación en el área podemos plantear recomendaciones para su protección: evitar la estigmatización, brindar contención y afecto, además de potenciar los recursos personales que permitan enfrentar de mejor manera esta crisis y el futuro.

A pesar de que los medios de comunicación han reiterado el riesgo de salud que representa el COVID-19 para las personas mayores, el tratarlos como personas vulnerables puede ser aterrador e inducir mucho miedo. Procure relacionarse de manera empática y colaborativa con ellos/as, reforzando aspectos de higiene y autocuidado, así como la transmisión de información clara y precisa sobre las medidas sanitas implementadas en su región.

Los impactos psicológicos pueden incluir ansiedad, estrés, irritabilidad o tristeza. Estas reacciones suelen ser particularmente difíciles para las personas mayores que pueden estar experimentando un deterioro cognitivo, demencia o que viven en soledad hace mucho tiempo. Ofrézcale apoyo y muéstrese disponible para orientarlos en el uso de redes sociales o TICs que les permita activar y/o fortalecer redes de apoyo disponibles en su entorno.

Hay muchas acciones que pueden iniciar por sí mismas o con el apoyo de un cuidador, si es necesario, para proteger su salud mental durante el periodo de cuarentena, tales como: actividad física, mantener rutinas de readaptación activa, desarrollo de un hobbie, asumir como desafío el uso de las redes sociales y medios digitales para entablar comunicación con pares o redes de apoyo familiar, entre otras.

Finalmente, los sistemas sanitarios deberán identificar y abordar al mediano y largo plazo, las consecuencias potencialmente negativas que provocará esta pandemia sobre nuestra salud mental, siendo de especial interés las estrategias que podamos implementar para proteger a nuestras personas mayores, brindándoles condiciones y mecanismos que favorezcan una vejez digna en Chile.



Para citar:
Sandoval-Obando, E. (2020, marzo 31). Protección de la Salud Mental en Personas Mayores durante una Pandemia: Desafíos Actuales y Futuros en Chile. Araucanía Noticias. Recuperado de https://araucanianoticias.cl/2020/proteccin-de-la-salud-mental-en-personas-mayores-durante-una-pandemia-desafos-actuales-y-futuros-en-chile/0331178080
DOI: 10.13140/RG.2.2.12544.38405

Difusión en Prensa
La Estrella de Arica: Opinión Experto (XV Región de Arica y Parinacota)
El Austral de Osorno: Opinión Experto (Región de Los Lagos)
Araucanía Noticias: Opinión Experto (Región de La Araucanía)

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Teletrabajo y salud mental positiva: Un equilibrio necesario en contexto
de pandemia
La Araucanía Noticias
23 de marzo 2020

El teletrabajo puede describirse como una forma de organizar y ejecutar una determinada función o actividad profesional fuera de las instalaciones definidas por el empleador (habiendo de por medio un contrato de trabajo o prestación de servicios), utilizando las diferentes tecnologías de las información y la comunicación (en adelante TICs). En este sentido, se ha observado que el teletrabajo tendría implicancias positivas para los objetivos de una organización, tales como mayor productividad, menor rotación de personal, promoción de la autonomía y la ética profesional de los empleados, autoresponsabilidad, digitalización de los procesos administrativos, etc. No obstante, y en vista a la pandemia provocada por el COVID19, en el que nuestro país se encuentra viviendo una cuarentena progresiva y aislamiento social (suspensión de clases en sistema educativo, priorización del teletrabajo por sobre actividades presenciales, estado de excepción constitucional y toque de queda nacional), implementación de barreras sanitarias e incluso el cierre total de aquellas localidades y ciudades en las que se ha detectado un brote de contagios (Puerto Williams y Región del Ñuble por ejemplo), conviene preguntarse ¿de qué manera se podría armonizar la progresiva utilización del teletrabajo y la educación a distancia, en un contexto de pandemia mundial? ¿Cómo proteger la salud mental de las personas cuando enfrentan múltiples requerimientos virtuales?

En primer lugar, es importante señalar que la rápida propagación del COVID19 se ha convertido en una pandemia en la que se ve amenazada la vida de muchas personas, por lo que el temor al contagio agrava la situación existente, estimándose un incremento de la incidencia de manifestaciones emocionales y trastornos mentales, de acuerdo al nivel de riesgo y vulnerabilidad por el que nuestro país está pasando. Sin embargo, es necesario explicitar que no todos los signos y síntomas que se presenten podrán calificarse como un trastorno de salud mental; muchas serán reacciones normales ante una situación anormal y ante la que aún existe mucha incertidumbre respecto a su abordaje y tratamiento.

En segundo lugar, existen organismos técnicos especializados (OMS; OPS; OIT; ACHS; etc.) que han comenzado a divulgar información valiosa para que las personas que están desarrollando actividades profesionales y/o académicas a distancia puedan organizarse y establecer una rutina adecuada que armonice su vida en el contexto de cuarentena.

En tercer lugar, y a modo de recomendación es plausible aportar un conjunto de recomendaciones valiosas para la protección de la salud mental durante esta pandemia, entre ellas:

Equilibrio entre el trabajo y la vida familiar: Procurar la mantención de una rutina semi-flexible que organice armónicamente el teletrabajo con la vida familiar; procurando el respeto a las horas de trabajo regulares; salvaguardando el tiempo libre y el tiempo familiar. Puede ser tentador trabajar más mientras tiene su trabajo en casa, sin embargo, también puede ser perjudicial para su salud y bienestar, así que cumpla con un horario con límites saludables.

Establezca un lugar ordenado y cómodo para el teletrabajo: Escoja un lugar ordenado en el que tenga los elementos básicos para cumplir con las actividades comprometidas. Además, dentro de su rutina diaria incorpore ‘pausas saludables’, entendido como aquellos momentos de relajación u ocio (para descansar, relajarse, tomar aire o comer algo), y no momentos para realizar actividades domésticas.

  • Flexibilidad y actitud optimista frente al contexto actual: Promover un ambiente (familiar y laboral) que fomente una actitud positiva, flexible y optimista respecto a la situación actual. Es tarea de todos/as apoyarnos/as y colaborar en el autocuidado y la protección personal de todos/as durante la cuarentena preventiva que atraviesa Chile y el mundo.
  • Sea proactivo con su salud y refuerce hábitos de vida saludable: Procure mantener al menos tres comidas diarias, velando porque el desayuno sea antes de iniciar la jornada laboral, el almuerzo a mitad de la jornada, y la comida al finalizar el día; duerma lo suficiente; mantengase hidratado/a;
  • Mantenga hábitos de higiene permanentes: Lavese las manos con jabón durante 40 segundos; priorice la higiene personal y limite el contacto con otras personas: es imprescindible para evitar la propagación del virus. En caso de ser posible, use desinfectante para manos regularmente; Use un pañuelo desechable para cubrirse cuando estornude o tenga tos, o cuando no esté disponible, tosa o estornude en su codo; desinfecte con toallitas antibacterianas áreas donde vive y trabaja. Quedese en casa.
  • Sea creativo para mantenerse ‘conectado’: comparta consejos con compañeros de trabajo y amigos sobre lo que funciona bien para usted y aliéntelos a hacer lo mismo. Proponga nuevas ideas, planifique una ‘reunión social virtual’ para hacer ejercicio juntos; compartan anecdotas, conectese virtualmente con familiares periodicamente, etc.
  • Apoyo y comprensión hacia los niños/as y jóvenes: Fuera de su jornada de teletrabajo, ayude a los niños/as a encontrar formas positivas de expresar sentimientos que podrían emerger durante la cuarentena, como el miedo, la frustración o la tristeza (recuerde que ellos también estarán algo abrumados con los deberes escolares). Cada niño tiene su propia forma de expresar emociones. En dicho contexto, procure incorporar al interior del hogar, estrategias creativas en las que todo el grupo familiar participe, tales como jugar y dibujar, juegos de mesa, lectura de cuentos o disfrutar de una película; posibilitando un ambiente seguro y de apoyo para la expresión de las emociones. No olvide que los niños/as pueden responder al estrés de diferentes maneras (siendo muy demandantes, ansiosos, retraídos, enojados o agitados, etc.). Responda a las reacciones de su hijo de manera solidaria, escuche sus inquietudes y entreguele contención, afecto y apoyo.

Finalmente, esté informado de lo que ocurre en su comunidad. El conocimiento es poder, y es bueno mantenerse actualizado sobre el progreso realizado en la lucha contra el COVID19. Manténgase informado sobre las últimas actualizaciones y directrices preventivas dispuestas en el lugar donde reside, a través de fuentes oficiales, tales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), Ministerio de la Salud o Presidencia de la República.


Para citar:

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Recomendaciones de Protección Salud Mental en Contexto Pandemia
Sistema de Comunicación de la Ciencias – Universidad Autónoma de Chi

18 de Marzo
COVID-19: ¿qué ha cambiado para pasar de epidemia a pandemia?
La atención psicosocial y de salud mental en situaciones de epidemias está basada en los principios comunes que sustentan las actuaciones de los equipos sanitarios y de primera respuesta en desastres y otras emergencias humanitarias.

Resulta importantísimo enfatizar en la población que las epidemias (y en lo particular, lo que se está viviendo a nivel mundial como consecuencia de la rápida propagación del COVID19) son emergencias sanitarias de gran impacto, en las que se ve amenazada la vida de muchas personas, además de un aumento significativo de enfermos y muertos; por lo que el temor al contagio agrava la situación existente.

En lo global, quedan amenazadas la seguridad y el ritmo cotidiano de vida de las personas y las comunidades en las que residen. Por ende, el impacto psicosocial puede exceder y superar con creces la capacidad de afrontamiento y manejo de la población afectada; estimándose un incremento de la incidencia de trastornos mentales y manifestaciones emocionales, de acuerdo con la magnitud de la epidemia y el grado de vulnerabilidad de los países afectados. Sin embargo, al igual que en otras emergencias humanitarias, no todas las condiciones mentales que se presenten podrán calificarse como un trastorno de salud mental; muchas serán reacciones normales ante una situación anormal y ante la que aún existe mucha incertidumbre respecto a la cura potencial y efectiva sobre este virus.

Desde el punto de vista de la atención hay que distinguir tres momentos (antes, durante y después) y cuatro grupos de personas hacia los cuales hay que destinar y generar prestaciones de salud mental específicas:

Los enfermos
Los que padecieron la enfermedad y sobrevivieron
Los que no están enfermos, pero pueden potencialmente enfermar; y pueden haber experimentado pérdidas importantes (fallecidos o enfermos entre sus familiares, amigos vecinos).
Los miembros de los equipos de respuesta que trabajan en la emergencia.

Principios generales para planificar e implementar la atención psicosocial y de salud mental en situación de epidemia:

En lo global, la experiencia acumulada e información clínica basada en evidencia (OPS, 2016) recomienda y sugiere:

Evaluación rápida de las necesidades psicosociales y de salud mental, que sirva de base a las actuaciones en su fase inicial.
La intervención psicosocial debe ser temprana, rápida y eficiente.
Las metodologías de trabajo deben ser ágiles, sencillas y concretas, así como flexibles y adaptadas a las características étnicas, sociales y culturales.
No visualizar la atención sólo como demanda de asistencia clínica psiquiátrica.
Creación de ambientes seguros, promoviendo la vida comunitaria, así como apoyando el
Favorecer el reagrupamiento familiar.
Teletrabajo y educación a distancia (Readaptación activa), que significa la reorganización integral de las actividades cotidianas de la comunidad, incluyendo el trabajo y la actividad escolar de los niños.
Generación de espacios virtuales de apoyo mutuo.
Soporte emocional a las personas en duelo (aumentar capacidades logísticas de cobertura de redes y telefonía).


Primeros Auxilios Psicológicos en Contexto de COVID19

Tomando como referencia los aprendizajes obtenidos por la OMS en diferentes eventos de gran magnitud “Primeros auxilios psicológicos durante la epidemia del Ebola” (escrita para personas que puedan ayudar a otros que experimentan un evento extremadamente angustiante) y la “Primera ayuda psicológica: Guía para los trabajadores de campo” (War Trauma Foundation, World Vision International, 2011) es posible plantear las siguientes recomendaciones:

Los proveedores de PAP deben prepararse para:

Aprender sobre la enfermedad del virus COVID19
Conocer los servicios y ayudas disponibles.
Aprender las reglas de seguridad sanitarias dispuestas en cada región.
Conocer sus límites y pedir ayuda cuando sea necesario, a otros que pueden proporcionar atención de salud mental más calificada o asistencia médica especializada

Principios básicos de PAP: observar, escuchar y conectar.

Observar y atender* (respetando cuarentena y aislamiento decretado en Chile)

Garantizar seguridad.
Atender con prioridad las personas con necesidades básicas urgentes.
Identificar personas con reacciones de angustia grave.

Escuchar (incluso vía online)

A quienes necesitan apoyo.
Preguntar por las preocupaciones y necesidades de las personas.
Escuchar a la gente y ayudarlos a tranquilizarse.
Incluso si usted debe establecer otras comunicaciones, debido a las precauciones de seguridad, puede darle a la persona toda su atención y mostrar que está escuchando con cuidado (lenguaje no verbal)

Conectar:

Atender las necesidades básicas de la gente y facilitar el acceso a servicios.
Ayudar a las personas a afrontar los problemas (favorecer verbalización de emociones)
Ofrecer información.
Conectar a las personas con los seres queridos y con las redes virtuales de apoyo social.
Por otra parte, existen principios éticos sobre qué hacer y qué no hacer en la PAP para evitar más daños a la persona que recibe la ayuda, proporcionar la mejor atención posible y actuar sólo en sus intereses.

Qué hacer:

Ser honesto y confiable.
Respetar el derecho de las personas a tomar sus propias decisiones bien informadas.
Conocer y dejar de lado sus propios sesgos y prejuicios.
Dejar claro a las personas que rechazan la ayuda ahora, que podrán acceder a la misma en el futuro.
Respeta la privacidad y mantener confidencial los datos personales de la historia de la persona.
Comportarse apropiadamente teniendo en cuenta la cultura, edad y género de las personas.

El Cuidado de Otros parte por el Cuidado Personal
Tras el reciente decreto del estado de Excepción Constitucional de Catástrofe en todo el territorio nacional dispuesto por el Presidente de la República, con una vigencia de 90 días a partir de las 0:00 horas del día de mañana, es importante aclarar que dicho Estado de Excepción tiene como objetivo anticiparnos y prepararnos para las etapas que vienen en esta pandemia, permitiendo:

Dar mayor seguridad a los hospitales y todos los sitios de atención de salud.
Proteger la cadena logística y traslado de insumos médicos.
Facilitar el cuidado y traslado de pacientes y personal médico, y la evacuación de personas.
Resguardar el cumplimiento de las cuarentenas y medidas de aislamiento social.
Garantizar la cadena de producción y distribución para asegurar el normal abastecimiento de la población
Proteger y resguardar mejor las fronteras
Además podría incluir la restricción de reuniones en espacios públicos, ordenar la formación de reservas de alimentos y otros bienes necesarios para la atención y subsistencia de la población, establecer cuarentenas o toques de queda, dictar medidas para la protección de servicios de utilidad pública, y limitar el tránsito o locomoción de personas.

Por ende, es importante señalar que se hace muy necesario compartir los hechos sobre COVID-19 y comprender el riesgo real para usted y las personas que le importan, puede hacer que un brote sea menos estresante. Cuando comparte información precisa sobre COVID-19, puede ayudar a que las personas se sientan menos estresadas y permitirle conectarse con ellas.

Recomendaciones Para padres y Cuidadores de Niños/as
Los niños, niñas y jóvenes reaccionan, en parte, a lo que ven de los adultos que los rodean. Cuando los padres y cuidadores manejan el COVID-19 con calma y confianza, pueden brindar el mejor apoyo para sus hijos. Los padres pueden ser más tranquilizadores con los que los rodean, especialmente los niños, si están mejor preparados.

No todos los niños, niñas y jóvenes responden al estrés de la misma manera, menos aún cuando se enfrenta una emergencia sanitaria de esta envergadura. Algunos cambios de conducta que podrían observarse son:

Llanto excesivo o aumento de la irritabilidad en niños más pequeños. Volviendo a los comportamientos que han superado (por ejemplo, accidentes de baño o enuresis)
Excesiva preocupación o tristeza
Alteración en los patrones de sueño
Hábitos alimenticios poco saludables.
Irritabilidad y oposicionismo en adolescentes
Desinterés hacia sus deberes escolares
Dificultad en la atención y concentración.
Anhedonia (pérdida de interés por actividades que antes le generaban placer o disfrute)
Dolores de cabeza inexplicables o dolor corporal.
Aumento en el uso de alcohol, tabaco u otras drogas.

Específicamente, y de acuerdo al rango etario en el que se encuentra su hijo/a, es posible que surjan estas reacciones:

En bebés y niños hasta los 2 años
  • Es posible que los bebés se vuelvan más irritables. También es posible que lloren más de lo habitual o que quieran estar más tiempo cargados y abrazados.

En niños de 3 a 6 años de edad
  • Puede que los niños en edad prescolar y de kínder vuelvan a tener comportamientos que ya habían superado. Por ejemplo, puede que tengan “accidentes” (mojar o ensuciar la ropa interior), mojar la cama, o sentirse asustados por la posibilidad de ser separados de sus padres o cuidadores. Quizás también les den rabietas o tengan dificultad para dormir.

En niños de 7 a 10 años de edad
  • Puede que los niños más grandes se sientan tristes, enojados o asustados ante la posible repetición del acontecimiento. Puede que sus compañeros les den información falsa; sin embargo, los padres o cuidadores pueden corregir la información errónea. Es posible que los niños más grandes se concentren en algunos detalles del acontecimiento y quieran hablar sobre ello todo el tiempo, o no quieran hablar de eso para nada. Puede que tengan dificultades para concentrarse.

En jóvenes
  • Algunos jóvenes reaccionan al trauma comportándose mal. Esto podría incluir conducir en forma imprudente, o consumir alcohol o drogas. Otros preadolescentes y adolescentes podrían tener miedo a salir de su casa. También es posible que pasen menos tiempo con sus amigos. Podrían sentirse abrumados por sus intensas emociones y no poder hablar sobre ellas. Sus emociones pueden llevarlos a tener más discusiones e incluso peleas con sus hermanos, padres o cuidadores, o con otros adultos.

En niños con necesidades especiales
  • Los niños que necesitan usar de manera continua un respirador o aquellos que usan una silla de ruedas o están en cama podrían tener reacciones más fuertes a una amenaza o a un desastre real. Ellos podrían sentir una angustia más intensa, o mayor preocupación o enfado que los niños sin necesidades especiales, porque tienen menos control sobre su bienestar diario que las demás personas. Lo mismo se aplica a los niños con otras limitaciones físicas, emocionales o intelectuales. Puede que los niños con necesidades especiales necesiten más palabras tranquilizadoras, más explicaciones acerca del acontecimiento y más consuelo, y otro tipo de contacto físico positivo, como abrazos de sus seres queridos.

Hábitos Primordiales de Higiene para toda la Población: Prevenir es tarea de Todos/a

Lávese las manos con frecuencia, con agua y jabón (40 segundos).
Al toser o estornudar cubra su boca y nariz con pañuelos desechables y elimínalos.
Evite tocar su boca, ojos y nariz si sus manos no están limpias.
Cambie el beso y el apretón de manos, por un “Hola” y una sonrisa.
Intente mantener un metro de distancia con otras personas.
Evite aquellos lugares con aglomeración de gente y mantengase alejado de personas visiblemente enfermas o resfriadas.

Recomendaciones Generales de Apoyo Mutuo a Nivel Familiar en Estado de Excepción Constitucional por COVID19
En el contexto actual, hay muchas cosas que puede hacer para apoyar a su hijo/a y a los demás integrantes de su familia:

Mantenga y promueva hábitos de higiene y limpieza estrictos (lavado frecuente de manos por 30-40 segundos; desinfecte superficies; tápese la boca con antebrazo si estornuda; evite salir innecesariamente del hogar, etc.).
Designe a un integrante de la familia (adulto) como el único encargado de realizar compras y elementos de primera necesidad, así cómo el único responsable de salir fuera del hogar por situaciones de suma urgencia.
Tómese el tiempo para hablar con su hijo o adolescente sobre el brote de COVID-19.
Responda preguntas y comparta datos sobre COVID-19 de una manera que su hijo o adolescente pueda entender.
Asegúrele a su hijo o adolescente que están a salvo.
Hágales saber que está bien si se sienten molestos.
Comparta con ellos cómo lidia con su propio estrés para que puedan aprender cómo lidiar con usted.
Limite la exposición de su familia a la cobertura de noticias del evento, incluidas las redes sociales. Los niños pueden malinterpretar lo que escuchan y pueden asustarse por algo que no entienden.
Procure mantener al día las rutinas habituales de cada uno de los integrantes de la familia. Si las escuelas están cerradas, cree un horario para actividades de aprendizaje y actividades relajantes o divertidas.
Sea un ejemplo a seguir. Tome descansos, duerma lo suficiente, haga ejercicio y coma bien. Conéctese virtualmente con sus amigos y familiares.
Mantengase informado sobre cómo ayudar a los niños a sobrellevar este aislamiento social.

Para citar:
Sandoval-Obando, E. (2020, marzo 18). Recomendaciones de Salud Mental en Contexto de Pandemia COVID-19. Centro de Comunicación de las Ciencias. Recuperado de: https://ciencias.uautonoma.cl/noticias/teletrabajo/ 
DOI: http://dx.doi.org/10.13140/RG.2.2.31635.84006



Material de Referencia y Consulta Adicional
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COLUMNA DE OPINIÓN
27 de Febrero 2020

Eduardo Sandoval Obando
Psicólogo; Magíster en Educación, Políticas y Gestión Educativas
Doctor en Ciencias Humanas
Postdoctorando (c) en Desarrollo Evolutivo
Académico e Investigador


La importancia, desarrollo y fortalecimiento de la Psicología de la Emergencia en Chile, cobra especial relevancia tras cumplirse una década de ocurrido el terremoto del 27F. Aquel día, siendo las 03:34 horas, y en 12 regiones se percibió el segundo mega-terremoto más fuerte de nuestra historia y uno de los diez más potentes en el mundo registrados mediante instrumentos (Contreras y Winckler, 2010). Tuvo una magnitud de 8.8 en la escala de Richter con epicentro en la región de Ñuble, pero con una intensidad máxima de IX en la escala de Mercalli, provocando daños de diversa magnitud y consideración a lo largo y ancho del territorio nacional.

Al respecto, las cifras oficiales estimaron que las consecuencias de este mega-terremoto y posterior tsunami afectaron a más del 75% de la población del país (CEPAL, 2010), es decir, cerca de 13 millones de habitantes experimentaron de manera directa o indirecta los efectos de este devastador evento. Además, se registraron un total de 521 víctimas fatales (Fritz et al., 2011).

Tras la presentación de este evento, se perdieron 15.000 puestos de trabajo (EERI, 2010), cerca del 3% de la población chilena cayó bajo la línea de pobreza (Larrañaga y Herrera, 2010), 500.000 viviendas quedaron con daños severos (HCDCh, 2011) y más de 200.000 familias perdieron sus hogares (MINVU, 2010).

Este tipo de experiencias nos debiese permitir avanzar en una mayor toma de conciencia, reflexión y generación de lecciones aprendidas sobre la forma en que nuestro país puede responder eficazmente a este tipo de mega-desastres. Sin duda alguna, se han suscitado cambios importantes en organismos clave de respuesta (Onemi, Minsal, Minvu, MOP,
Fuerzas Armadas y de Orden, Bomberos, etc.), pero todas estas acciones y aprendizajes no tienen un impacto real, si no se consideran los saberes locales y la participación activa y sistemática de las personas y sus comunidades de origen. Más aún, pareciera ser que dichos esfuerzos son aún insuficientes para la construcción de una política pública integral, actualizada y flexible en materia de gestión del riesgo de desastres en Chile (tomando como referencia las directrices del Marco de Sendai o los ODS) en el contexto de la emergencia climática por la que atraviesa el mundo.

 

Consciente de lo anterior, tras el 27F se destaca la Psicología como una disciplina de enorme valor para la comprensión de estos fenómenos y para la protección de la salud mental antes, durante y tras la presentación de estos eventos. La experiencia acumulada a lo largo de los años en diversas instancias de formación y capacitación en psicología de la emergencia, educación en salud mental y actualización de protocolos de desactivación para
intervinientes en los que he participado durante los últimos años como Interventor clínico y relator para organismos públicos y privados, me han permitido transferir herramientas específicas que contribuyan a la construcción y promoción de una cultura de la prevención en la sociedad (Sandoval, 2016), y particularmente, la de promover la salud mental positiva en los equipos de intervinientes que se despliegan en ambientes altamente estresantes y caóticos.

Como resultado de estas acciones y de acuerdo a lo sistematizado por Sandoval (2019), es posible señalar algunos ejes prioritarios de acción que serían susceptibles de incorporar o profundizar, en la comprensión y abordaje integral de estas problemáticas, tales como:

  • Emergencias y desastres socio-naturales como fenómenos complejos: Se observa la necesidad de educar y sensibilizar a los intervinientes (equipos de salud, apoyo psicosocial, personal adscrito a las Fuerzas Armadas y de Orden) en la noción de que estos eventos tienen un impacto al corto, mediano y largo plazo en la vida de las personas y comunidades afectadas. Por ello, se sugiere una correcta valoración, interpretación y sistematización de los factores psicosociales, políticos, culturales y relacionales que condicionan la capacidad de respuesta de los afectados. Estos aspectos son clave en la fase de reconstrucción y rehabilitación, en donde adquiere importancia el apoyo social y las redes comunitarias para resignificar el impacto de una catástrofe en la población (particularmente, cuando existen pérdidas de vidas humanas).
  • Incorporación de profesionales expertos en salud mental dentro de los equipos de intervinientes frente a situaciones de emergencia o desastres: Desde luego que nuestro país ha ido dando pasos importantes en mejorar su capacidad de respuesta frente a estos eventos. Sin embargo, resulta prioritario que se trabaje sistemática y transversalmente en la incorporación de psicólogos y psicólogas con formación en emergencias y manejo del trauma psíquico, dentro de los equipos socio-sanitarios (SAMU, Unidades de Salud Mental que colaboren activamente con FF.AA y de Orden por ejemplo), para el soporte, recuperación y rehabilitación de la población afectada por una catástrofe.
  • Hacia una cultura de la Prevención: Intervenir oportuna y correctamente frente a las emergencias y desastres socio-naturales que puedan presentarse en Chile no es una responsabilidad única de los equipos de primera respuesta o Fuerzas Armadas y de Orden. Al respecto, se cree necesario continuar promoviendo una institucionalidad moderna y proactiva que trabaje decididamente en la generación de políticas de prevención que eviten o reduzcan al máximo las pérdidas humanas, mitigando en parte, el daño de los afectados (Chan et al., 2009).
  • Respeto y valoración por el saber local: Uno de los puntos más valiosos detectados en zonas de catástrofes, radica en que los intervinientes sean capaces de valorar el conocimiento popular de las comunidades, haciéndolos partícipes de los planes de prevención y protección ante desastres socio-naturales. De esta manera, es posible articular políticas de gestión del riesgo de desastres con un enfoque participativo, intersectorial y coherente con las necesidades verdaderamente situadas en el territorio.

Finalmente, el desafío país debiese apuntar a la articulación de las políticas públicas (salud, justicia, educación, vivienda, seguridad, cultura, etc.) en materia de Gestión del riesgo de desastres, permitiéndonos avanzar decididamente en la promoción de comunidades resilientes, es decir, grupos humanos informados y sensibilizados respecto a los riesgos y vulnerabilidades presentes en el territorio, capaces de convivir armónica y responsablemente con el medioambiente, lo que les permite superar eficazmente los cambios y las crisis vividas, a través de prácticas efectivas de liderazgo, cohesión y justicia social, eficacia colectiva, respeto y apego al lugar, disminución de las desigualdades, junto con dimensiones físicas como la infraestructura, los servicios y la protección (Leykin, Lahad, Cohen, Goldberg y Aharonson-Daniel, 2013).

Para citar:

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