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Procesos de duelo y recomendaciones para el manejo de la pérdida en contexto de pandemia

Psicosocial y Emergencias (España)

29 de abril 2020

Las últimas semanas nos hemos visto invadidos por datos epidemiológicos, implementación de cuarentenas preventivas graduales, el teletrabajo y un aumento progresivo de personas contagiadas por el COVID-19 en Chile. No obstante, y a pesar de la dureza de esta realidad, estamos ante la presencia de una pandemia que sigue generando estragos en la vida de miles de personas en el mundo junto a una tasa importante de fallecidos (más de 88 mil decesos en el mundo, según la OMS).

En vista de lo anterior, se observan factores en común que se instalan en nuestra cotidianeidad: el miedo al contagio, la muerte y los procesos de duelo, la dificultad de adaptación de las personas al aislamiento físico, la incertidumbre frente al avance y combate frente a este virus y un conjunto de reacciones (físicas, psicológicas, emocionales, cognitivas, etc.) que generarían cambios potencialmente significativos en nuestro comportamiento al corto, mediano y largo plazo (particularmente, T. del sueño, depresión, ansiedad, T. de adaptación, reacciones a estrés agudo y estrés postraumático).

Muchas personas están conviviendo cotidianamente con las pérdidas individuales, incluidas las enfermedades y la muerte atribuibles al COVID-19, la precarización del empleo y la cesantía, la falta de seguridad y control sobre la vida, la recesión económica e incluso individuos que, sin haberse visto afectados directamente, se ven inundados por los cambios vividos durante las últimas semanas en nuestro país.

Así, la muerte y los procesos de duelo comienzan a despertar múltiples emociones en los individuos, entre ellas la tristeza, el sufrimiento, la rabia y la aflicción. El duelo corresponde al proceso por el que atraviesa una persona tras la muerte de un ser querido, para luego asimilarlo, entenderlo y reconstruir gradualmente su vida. Otros lo abordan a partir de ciertas etapas por las que transitaría el individuo: la negación, la rabia, la negociación, la depresión y la aceptación. No obstante, todas estas fases y las estrategias de afrontamiento hacen que cada proceso sea único, intenso y dinámico. Además, la forma en que se afronta dependerá de la personalidad del sujeto y sus estrategias de afrontamiento, la relación con la persona fallecida, las circunstancias de la muerte y la red de apoyo social con la que cuenta el individuo (familia, amigos, comunidad, etc.).

A partir de lo anterior, se sugiere:

  • El duelo es un proceso normal que no debe apresurarse o intentar extirparlo de la vida. Tampoco visualizarlo como una enfermedad. Es una respuesta esperable frente a la pérdida de un ser querido con el que han compartido experiencias imborrables.
  • Favorezca la realización de rituales en torno a la despedida de un ser querido (en caso de pandemia, genere un espacio íntimo y seguro para llorar a quién ha partido).
  • Analice la pérdida en el contexto actual e identifique qué lazos puede fortalecer con sus redes de apoyo.
  • Evite el pensamiento fatalista y sustitúyalo por una jerarquización realista de necesidades.
  • Comparta sus emociones (todos/as estamos enfrentando esta pandemia).
  • Valore y reconozca en vida a sus seres queridos (el aislamiento es físico y no social; potencie contactos virtuales con quienes ama.
  • Perdone, Reconcíliese y admita la muerte como una etapa del ciclo vital, atesorando las experiencias vividas con aquellos familiares que ha perdido.
Ver más: Psicosocial & Emergencias

Para citar:
 
Sandoval-Obando, E. (2020). Procesos de Duelo y Recomendaciones para el Manejo de la Pérdida en Contexto de Pandemia. Psicosocial & Emergencias. ISSN: 1887-1836. Recuperado de http://www.psicosocialyemergencias.com/procesos-de-duelo-y-recomendaciones-para-el-manejo-de-la-perdida-en-contexto-de-pandemia/
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Cuidarse para cuidar a otros/as: Algunas recomendaciones para la protección de la salud mental en equipos de salud

Araucanía Noticias 

26 de abril 2020Araucanía Noticias Temuco

La pandemia provocada por el COVID 19 ha develado un conjunto de falencias y precariedades de diversa índole en los sistemas sanitarios del mundo. Más aún, ha mostrado que ningún país estaba 100% preparado para responder eficazmente a la velocidad de propagación con la que el virus se mueve, instalando un marco de incertidumbre respecto a las estrategias de combate y monitoreo epidemiológico por parte de los países, para el control de la enfermedad y la disminución de la curva de contagio.

Sin embargo, y paradójicamente el COVID 19 nos recuerda cotidianamente la existencia de miles de profesionales de la salud que están altamente comprometidos con su trabajo y con la protección integral de la salud de las personas. Los ‘heroes sin capa’ luchan contra la doble presencia (cumplen con su trabajo y en paralelo, están pendiente de sus responsabilidades familiares, crianza de los hijos/as, vínculo con familia de origen, etc.), el estrés, el miedo al contagio y el trauma (por lidiar permanentemente con las pérdida de vidas humanas), los trastornos del sueño (turnos rotativos que deterioran patrones de sueño) y la alimentación, etc.

En este sentido, se ha observado que son un grupo potencial de riesgo, proclives al desarrollo de sintomatología depresiva, ansiedad, estrés postraumático, alta somatización e incluso manifestaciones inespecíficas de sufrimiento emocional. Al respecto, médicos en Italia, España, Canadá y Estados Unidos han reportado miedo, aislamiento social y estrés laboral. En el caso de China, el personal sanitario ha manifestado síntomas relacionados con trauma emocional, y específicamente, algunos enfermeros/as refirieron síntomas de traumatización indirecta, como consecuencia del vínculo empático e identificación con la vulnerabilidad y dolor del paciente. Como consecuencia de lo anterior, experimentaron una pérdida de apetito, fatiga, aumento del desgaste físico, trastornos del sueño, irritabilidad, disminución de la atención, entumecimiento, miedo y visión negativa respecto al futuro.

Finalmente, uno de los grandes desafíos que surgen en torno a la pandemia, es avanzar en una mejora estructural y significativa de las condiciones laborales en la que miles de trabajadores de la salud se desempeñan. Cuidarse, para cuidar a otros es una consigna necesaria en tiempos de pandemia, por lo que compartimos algunas recomendaciones que podrían ser útiles para resguardar la salud mental de nuestros ‘heroes sin capa’:

Autocuidado Permanente: Revise la forma más adecuada de manejar su estrés, para poder apoyar a sus compañeros y beneficiarse recíprocamente de dicha interacción. Potencie sus recursos personales y maximice los niveles de resiliencia.

Rescate Experiencias Positivas de Manejo del Estrés: Piense en lo que le ha permitido superar dificultades en el pasado y en lo que podría hacer ahora, para afrontar funcionalmente esta pandemia.

Estilos de Vida Saludable: Destine tiempo adecuado para comer, descansar y relajarse, aunque sean periodos breves. Regule responsablemente su consumo de alcohol, cafeína o nicotina y evite el consumo de fármacos sin prescripción médica.

Redes de Apoyo Social Activas: Obtenga apoyo hablando con sus amigos, seres queridos, u otras personas en las que confíe. Las TICs pueden ser una herramienta potente para mantenernos unidos, a pesar del distanciamiento físico.

Ponga Límites a su Intervención: Recuerde que usted no es responsable de resolver todos los problemas de las personas. Haga lo que pueda para ayudar a cada individuo, a ayudarse sí mismos. Active recursos personales y la resiliencia comunitaria.

Colaboración y Trabajo en Equipo: Controle con sus compañeros para ver cómo están llevando la situación, y haga que ellos repliquen lo mismo con usted. Encuentren formas de apoyarse colaborativamente (revisar protocolos de desactivación para intervinientes). Implemente turnos rotativos durante la fase aguda de la crisis, alternándolos con periodos de descanso regular.

Para citar:
Sandoval-Obando, E. (2020, abril 26). Cuidarse para cuidar a otros/as: Algunas recomendaciones para la protección de la salud mental en equipos de salud. Araucanía Noticias. Recuperado de https://araucanianoticias.cl/2020/cuidarse-para-cuidar-a-otros-as-algunas-recomendaciones-para-la-proteccin-de-la-salud-mental-en-equipos-de-salud/0426179899

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Protección de la Salud Mental de Personas Mayores en Contexto de Pandemia

Universidad Autónoma de Chile
Opinión Técnica
24 de abril 2020


La pandemia provocada por el COVID-19 en Chile y el mundo ha dejado en evidencia un conjunto de falencias y precariedades existentes en la salud pública y recalca la importancia de avanzar en una política pública flexible, transparente y participativa que valore y proteja la salud mental de las personas durante emergencias y catástrofes.

Esto es más importante aun cuando la población se ve enfrentada a largos periodos de cuarentena preventiva, donde el aislamiento social se transforma en un factor de riesgo diferencial para toda la población

Según explica Dr. Eduardo Sandoval, psicólogo e investigador del Instituto de Estudios Sociales y Humanísticos (IDESH) de la Universidad Autónoma de Chile, existe un grupo etario con el cual país ha estado en deuda hace muchos años: las personas mayores.

“Pese a que se han implementado planes y programas específicos de protección de la vejez, relacionados al turismo social, programas de buen trato, envejecimiento activo u otros, estas medidas han sido superficiales y no han permitido instalar un sistema integral y moderno que responda pertinentemente a las necesidades e intereses de nuestros adultos mayores”, señaló el académico.

Por ello, y en el contexto de pandemia en los que las personas mayores se han convertido en una población de riesgo, producto del número total de fallecidos en el mundo a causa de este virus, es altamente necesario plantear para la protección de la salud mental de este grupo etario.

Sandoval plantea que “los impactos psicológicos para las personas mayores pueden incluir ansiedad, estrés, irritabilidad o tristeza. Estas reacciones suelen ser particularmente difíciles para las personas mayores que pueden estar experimentando un deterioro cognitivo o demencia o que viven en soledad hace mucho tiempo. Importante es que quienes los rodeen puedan ofrecer ayuda o mostrarse disponibles para orientarlos en el uso de redes sociales, por ejemplo, lo que les permitirá activar y fortalecer redes de apoyo disponibles en su entorno”.

Otro aspecto a considerar es la estigmatización y el alarmismo, dado que los adultos mayores son el grupo más afectado por el Covid-19, tratarlos como personas vulnerables puede inducir mucho miedo.

“Relacionarse de manera empática y colaborativa con ellos, reforzando aspectos de higiene y autocuidado, así como la transmisión de información clara y precisa sobre las medidas sanitarias implementadas en su región sin duda ayudará a que estén más confiadas durante sus actividades diarias”, añadió.

Hay muchas otras acciones que las personas mayores pueden iniciar por sí mismas o con el apoyo de un cuidador para proteger su salud mental durante el periodo de cuarentena, como por ejemplos: realizar actividad física, mantener rutinas de readaptación activa; desarrollar un hobbie como leer o pintar; o asumir como desafío el uso de las redes sociales y medios digitales para entablar comunicación con pares o redes de apoyo familiar.

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Individualismo en Contexto de Pandemia: ¿Un Reflejo de la Desigualdad en Chile?
15 de Abril 2020

De acuerdo a lo señalado por el MINSAL y las recomendaciones de la OMS, la ‘Cuarentena’ es una medida de salud pública con un propósito claro y específico: disminuir la velocidad de propagación del COVID 19 en una determinada zona. Por ende, es una herramienta con la que cuenta la Autoridad Sanitaria para aislar a una determinada población con alta concentración de casos positivos, reduciendo la posibilidad de contacto con población sana que no ha contraído el virus. Estas medidas se fortalecen con la implementación de aduanas sanitarias, es decir, un dispositivo de detención y control obligatorio por el que pasan todas aquellas personas que ingresan a una zona en cuarentena, siendo coordinadas por las Seremis de Salud y el resguardo de las FF.AA y de Orden.
A las medidas anteriores, se suma el ‘Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe’ en todo el territorio nacional dispuesto por el Presidente de la República, el pasado 18 de marzo con una vigencia de 90 días (amparado en la Constitución y la Ley Nº 18.415).

Sin embargo, y a pesar de lo anterior, las acciones descritas carecen de impacto sanitario cuando las personas descuidan sus hábitos de higiene personal (lavado frecuente de manos, mantención aislamiento físico, respeto al toque de queda, etc.) o peor aún, cuando algunas de ellas, muestran un total desinterés, respeto y escasa empatía hacia las comunidades en las que residen, incumpliendo la cuarentena sólo para ‘aprovechar’ el fin de semana largo (visitar la zona costera o la 2º vivienda, celebrar una fiesta, adulterar salvoconductos, celebrar reuniones a la que asisten más de 50 personas como lo eventualmente ocurrido en La Pintana e incluso burlar las barreras sanitarias vía aerea, etc.).


No podemos negar que somos seres sociales y necesitamos permanentemente del contacto con otros/as. Específicamente, desde las neurociencias se ha observado que en la infancia, la presencia de estresores crónicos y la falta de conexión (apego y estilos de crianza) afectarían el desarrollo del cerebro de forma permanente, provocando una alteración significativa en áreas específicas (tales como corteza prefrontal, sistema límbico y eje HHA) y funciones ejecutivas (atención, memoria, control de impulsos, etc.). Sabemos también la influencia positiva de vínculos seguros y nutricios en nuestras vidas para alcanzar un desarrollo socioemocional funcional. Estamos conscientes de que la situación provocada por el COVID 19 se ha transformando en un factor estresor para muchas personas y comunidades en el mundo, obligándonos a restringir al máximo nuestro contacto con otros/as, privilegiando el resguardo personal en nuestras casas. Pero ¿por qué es tan díficil que ciertas personas cumplan con lo mínimo en Chile (sólo quedarse en casa y no exponerse)? ¿Exceso de confianza o Egoísmo puro? ¿Oposición a la autoridad o simple negacionismo de la pandemia?

 Será que las conductas descritas precedentemente son el fiel reflejo de un país altamente desigual. En este sentido y lamentablemente, Chile ha estado históricamente entre los primeros puestos con mayor desigualdad económica y educativa (OCDE, 2019). De hecho, se encuentra por sobre todos sus vecinos directos en América del Sur (Argentina, Perú, Bolivia), de acuerdo a estimaciones del Banco Mundial, evidenciándose en definitiva que la indolencia y apatía de unos pocos, seguirá siendo uno de los factores más difíciles de controlar en esta pandemia. Peor aún, continuará siendo un foco de riesgo sanitario para muchos, que opaca (directa o indirectamente) el trabajo de quienes no han podido quedarse en casa, para cumplir abgnedamente con sus responsabilidades profesionales (personal de salud, FF.AA y de Orden, organismos de emergencia, personal aseo y ornato, trabajadores de supermercados y farmacias, etc.).

Por último, esta pandemia nos demuestra que no basta con tener un buen manejo económico o cifras estables de crecimiento, cuando se sigue reproduciendo anacrónicamente las desigualdades imperantes en las que la vida humana son sólo cifras. Al contrario, necesitamos avanzar en mayor democracia y justicia social para salir fortalecidos, cohesionados y comprometidos con la construcción de un país que promueve un desarrollo sostenible para todos/as.

Publicado enEl Mostrador

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