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I Congreso Internacional de Salud Mental
9 y 10 de Octubre
Universidad Científica del Sur – Lima, Perú



Nota de Prensa UA

Los días 9 y 10 de octubre se llevó a cabo el primer Congreso Internacional de Psicología organizado por la carrera del mismo nombre de la Universidad Científica del Perú, donde investigadores de la Universidad Autónoma de Chile fueron invitados  a participar como ponentes. La exitosa actividad se llevó a cabo de manera virtual y contó con más de 400 personas conectadas en cada ponencia.

El proyecto había iniciado como un pequeño seminario sobre esta temática pero debido a la contingencia por la pandemia y el nivel de los ponentes, se decidió finalmente realizar un congreso de mayor magnitud. Según la Decana de Psicología de la Universidad Científica del Sur de Perú, Liseth Paulett, este evento tuvo como principal objetivo que todas las personas pudieran aprender de psicología y al mismo tiempo, aprender cómo cuidarse y cuidar a los demás.

Justamente, la fecha coincidió con el Día Mundial de la Salud Mental, por lo que tuvo una mayor implicancia y sentido realizar este congreso con temáticas como la importancia de la psicología positiva, la salud mental en los estudiantes universitarios, terapia de aceptación y compromiso, entre otras.

Para esto, la institución peruana se contactó con sus aliados estratégicos en países como Brasil, Chile, México, Ecuador, Estados Unidos y España, quienes a su vez, propusieron a sus ponentes y representantes de cada entidad.

Al respecto, la Decana Liseth Paulett expresó que «me parece que es super valioso y fortalecedor estas alianzas que, a través de las áreas de internalización y responsabilidad social, ayudan a unificar trabajos, compartir ideas y entregas nuestras nuestras fortalezas, es decir un intercambio de saberes, en este caso para la psicología».

En representación de la Universidad Autónoma de Chile, los investigadores Dr. Eduardo Sandoval, Dra. Ximena Luengo y el Dr. Alberto Larraín realizaron ponencias con un alto porcentaje de asistencia e interés, las cuales se realizaron a través de una plataforma virtual que la Universidad Científica creó especialmente para esta ocasión.

Al ser el primer congreso organizado por la carrera de Psicología de esta universidad, fue todo un éxito ya que se lograron más de 2000 inscritos y en cada ponencia más de 400 asistentes, lo cual significó un gran experiencia para todos los colaboradores. En este sentido, la Decana Paulett, expresó que con este congreso «quisimos dar a conocer lo que la psicología puede hacer por nosotros desde un nivel cero. Yo quería que asistieran todas las personas interesadas en mejorar su performance en bienestar emocional, no solo aquellas que estudian esta carrera o saben los conceptos, sino todos desde la premisa de salud integral que nos entrega la OMS. Y así lo logramos, fue un trabajo muy bonito y me sentí muy apoyada de manera nacional e internacional».

Ponencia del  Dr. Sandoval
Como parte de las diversas actividades de investigación y vinculación con el medio internacional, tuve la oportunidad de  participar en el Día mundial de la Salud Mental, como uno de los conferencistas centrales en el evento académico internacional organizado por la Universidad Científica del Sur (Perú) con la ponencia “Implicancias Socio-sanitarias de la Pandemia: Aportes y Reflexiones desde la Psicología de la Emergencia” contando con una masiva participación de los asistentes.

Ver más: Noticias UA

Web del eventoCongreso Científica del Sur

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Opinión en Prensa
17 de agosto 2020

La pandemia provocada por el virus SARS-COV-2 en Chile y el mundo nos ha golpeado de manera drástica y progresiva, recordándonos la fragilidad de la especie humana dentro de un escenario marcado por los procesos de duelo y las pérdidas que han tensionado significativamente las prácticas cotidianas de las personas y sus comunidades. Más aún, es probable que los próximos meses sigan estando marcados por la incertidumbre, el miedo al contagio y las diversas fuentes de estrés relacionadas con el hecho de que asistimos a uno de los eventos que probablemente marcará la historia de la humanidad durante el presente siglo por su magnitud, letalidad y complejidad socio-sanitaria.

A partir de lo anterior, sería deseable que esta pandemia no solamente sea una instancia que nos permita replantearnos críticamente nuestra experiencia vital y la importancia del cuidado y protección de la salud física y mental, sino que inevitablemente debiera permitirnos a todos/as reflexionar acerca de la forma en la que hemos venido viviendo nuestra vida y de las innegables desigualdades anquilosadas en nuestro país, dentro de un sistema social fuertemente influenciado por variables económicas (sistema económico de libre mercado), la globalización, el individualismo y el hedonismo.

Precisamente por ello, durante estos meses de cuarentena se han visibilizado las diversas fragmentaciones y desigualdades (económicas, educativas, histórico-culturales, etc.) que afectan cotidianamente a miles de compatriotas, convirtiéndolos en grupos vulnerados (personas mayores, mujeres, migrantes, personas en situación de discapacidad, niños/as y jóvenes) para los cuales no hay muchas alternativas más que vivir para trabajar, incluso aunque eso implique exponerse al virus y ser agentes de contagio potencial para sus familiares y comunidades. Más aún, cuando paradójicamente muchas de las discusiones de fondo que se proponen desde los poderes del Estado y la ‘clase política’ se centran en aspectos superficiales de las problemáticas actuales, asumiendo de manera ingenua que todo se puede resolver con un conjunto de medidas económicas subsidiarias, reflejando una total desconexión y falta de empatía hacia quienes los han elegido como representantes.

Ahora bien, en el campo de la salud mental y de acuerdo a las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (WHO, 2020), el 4% de la población mundial podría experimentar trastornos mentales severos derivados de la crisis sanitaria, mientras que entre el 15% y 20% podría sufrir trastornos leves a moderados. Asimismo, existen hallazgos contundentes en donde se evidenciaría un incremento potencial de los trastornos relacionados con el estado de ánimo, la ansiedad y el estrés (Freeman et al., 2020; Lai et al., 2020; Lima et. al., 2020; Rajkumar, 2020) además de una alteración en los patrones de sueño y alimentación, particularmente en grupos vulnerables y personas con antecedentes de comorbilidad previa.

Por consiguiente, y a propósito del desconfinamiento en Chile (plan paso a paso), en donde muchos anhelan volver a la ‘normalidad’, los invito a detenerse un segundo y ser agentes de cambio para que no volvamos a replicar invariablemente los mismos errores de siempre.

La pandemia es un evento (tal vez único) que obliga a replantearnos todo lo que conocemos. Es una INVITACIÓN para avanzar en un mayor respeto y protección de las personas mayores; de valorar la vida, la salud (física y mental) y los afectos (para perdonar, reconciliarnos/as y unirnos); de impulsar acciones concretas que promuevan el trato igualitario entre hombres y mujeres, la crianza respetuosa, la corresponsabilidad y la importancia de la implicación familiar en el desarrollo cognitivo y emocional de nuestros niños, niñas y jóvenes.

También debe ser una OPORTUNIDAD para instalar una cultura de la prevención frente a emergencias y desastres en Chile, destacando la importancia del apoyo social y la resiliencia comunitaria, junto con acciones coherentes para un desarrollo sostenible que protejan el medio ambiente y aminore los efectos de la emergencia climática sobre nuestro planeta.

Por último, la pandemia nos propone como DESAFÍO, alcanzar un nuevo pacto social construido sobre el dialogo respetuoso y colaborativo (que supere los intereses personales) para avanzar en la construcción de acuerdos democráticos que otorguen igualdad, respeto y justicia social para todos/as.

Ver más: El Informador Digital
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 El Periodista
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La Ansiedad en Contexto de Pandemia
09 de Junio 2020

El distanciamiento físico, la alteración de nuestras rutinas cotidianas como consecuencia de la cuarentena, la sobrecarga de tareas y roles que emergen en torno al teletrabajo, el miedo al contagio o la incertidumbre frente a la pandemia son algunos de los factores que estarían incidiendo en un aumento gradual de los niveles de ansiedad en las personas, impactando negativamente en la calidad de vida de las personas.

Según reportes internacionales, la ansiedad se ha presentado en cerca de un 30% en población general de China (Wang et al., 2020), en el 29% de trabajadores/as de la salud (González, 2020). En otro trabajo realizado en Canadá, se observó que al menos el 7% de la población estaba ‘preocupada’ frente a la propagación del COVID19 (Asmundson y Taylor, 2020). Cifras similares se han reportado en Italia, España, Estados Unidos, Reino Unido y Pakistán (OMS, 2020).

A partir de esta situación, resulta importante aclarar que la ansiedad alude a la combinación de diversas reacciones fisiológicas, cognitivas y motoras que no son atribuibles a la presencia una amenaza o peligro real, sino que emergen de manera imprevisible e intensa -una crisis- o bien como un estado persistente y difuso frente a una potencial amenaza. Precisamente por ello, la ansiedad se vincula con la anticipación de peligros futuros, confiriéndole un sentido y propósito funcional a la conducta humana, actuando como un mecanismo biológico adaptativo de protección y preservación ante posibles daños a los que pudiese enfrentarse el ser humano.

Cuando los niveles de ansiedad se elevan de manera desproporcionada frente a un evento, impulsan la generación de manifestaciones patológicas que impactan negativamente en el plano cognitivo-emocional y funcional de las personas. Específicamente, se suscita un estado de hiperactivación -nerviosismo- e inquietud -agitación y tensión- frente a la anticipación de un daño potencial hacia el individuo, acompañado de reacciones fisiológicas como aumento de la frecuencia cardiaca, hiperventilación, sudoración, fatiga, etc. Además de cognitivas con pensamientos intrusivos o catastróficos.

Desde la academia existen algunas recomendaciones que pueden seguirse para manejar de mejor manera la ansiedad. Por ejemplo, evitar lo que se ha llamado Infodemia, o exceso de información. Cuando estamos sobresaturados de información, es importante informarse sólo en fuentes oficiales, filtrando y dosificando para mantenernos actualizados sobre lo que ocurre, evitando la difusión de noticias falsas, ya que sólo generan confusión y alarmismo. Se recomienda promover las prácticas de autocuidado. El buen dormir, sumado a una alimentación saludable, actividad física regular y equilibrio en la rutina cotidiana favorecen un afrontamiento positivo frente a la pandemia.

A pesar del distanciamiento físico, es necesario mantener las redes de apoyo emocional. Hablar a diario con familiares y seres queridos permite dar soporte a otros/as y ayuda a sentirse mejor. El teletrabajo, los quehaceres del hogar o la crianza de los hijos/as demandan tiempo, dedicación y tener una distribución equitativa entre los integrantes de la familia permite enfrentar de mejor manera la crisis. No hay que olvidar las pausas breves de activación que permitan oxigenarse y distraerse.

La pandemia continuará operando como un factor de riesgo potencial para la salud mental de las personas, haciendo esperable que a corto, mediano y largo plazo se incrementen los trastornos relacionados con la ansiedad. Estamos viviendo una situación excepcional y compleja, es difícil, pero hay que disfrutar de las pequeñas cosas que nos entrega la vida: compartir en familia, ver el atardecer, aprender algo nuevo, valorar la importancia de los afectos, son una invitación a pensar positivo, valorar la vida y convertir esta crisis en una oportunidad.

Ver Más:Centro de Comunicación de las Ciencias UA

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