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7 de mayo 2021
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Ver más: Edición LUN 07052021
Como parte de las actividades de investigación y divulgación científica comprometidas en el marco del proyecto FONDECYT de Iniciación Nº 11190028, el Dr. Eduardo Sandoval Obando, Académico de la Escuela de Psicología y Director del Grupo de Investigación en Cultura, Educación y Transformación Social (ICET) participó como expositor en el conversatorio “Una Mirada hacia la Educación Técnico Profesional en Tiempos de Pandemia ¿Conversemos? organizado por la Federación de Instituciones de Educación Particular (FIDE).
Sobre FIDE
FIDE es una institución de derecho privado, que agrupa a directores de colegios particulares pagados y subvencionados científico-humanistas, técnicos profesionales y escuelas especiales y rurales. Pertenecen a FIDE colegios católicos, laicos y de otras confesiones religiosas. La Federación tiene cerca de 850 colegios afiliados, distribuidos a lo largo de todo el país, en las distintas regiones.
La misión de FIDE es la defensa de la libertad de enseñanza y representa un referente de la Educación Particular, por lo que aboga para que sean particulares quienes abran colegios con distintos proyectos educativos, y para que los padres tengan el derecho de elegir la educación que quieren para sus hijos.
La Federación de Instituciones de Educación Particular, FIDE, fue fundada por el Cardenal Raúl Silva Henríquez en 1948.
Propósito del Conversatorio
El objetivo de esta jornada es generar un espacio de análisis y reflexión en torno a las experiencias educativas desplegadas por la red de Liceos Técnico Profesionales pertenecientes a FIDE en el contexto de pandemia, junto con discutir los desafíos y posibilidades educativas que enfrenta Chile en pro de la mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje requeridos en el país.
Ponencia del Doctor Sandoval
Específicamente, el Dr. Eduardo Sandoval Obando presentó la ponencia titulada “Desafíos Educativos y Socio-emocionales para la Profesionalidad Docente en Contexto de Pandemia: Aportaciones desde la Perspectiva Narrativa Generativa”. En su ponencia, describe la forma en que la pandemia ha tensionado significativamente las prácticas pedagógicas tradicionales en función de la necesidad de reorientar los procesos de enseñanza y aprendizaje de manera no presencial, respondiendo a las medidas sanitarias dispuestas desde el nivel central. Por ende, realiza una revisión sistemática en torno al impacto de los procesos educativos no presenciales en Chile y el mundo, develando en parte, algunas de las desigualdades y obstáculos que enfrentan los jóvenes más vulnerables de nuestro país en su acceso a la educación técnico profesional (tales como infraestructura de la enseñanza no presencial, inexperiencia del profesorado para manejar los entornos virtuales de aprendizaje, desafíos que enfrenta la alfabetización digital del profesorado, manejo de la convivencia digital en los tiempos actuales, etc.). Del mismo modo, se tensiona el mundo de la educación y del trabajo frente a los procesos de automatización y transformación digital que instala la globalización, reiterando la importancia de promover el desarrollo socio-emocional en los jóvenes y el desarrollo potencialmente generativo del profesorado que se desempeña en la educación técnico – profesional chilena, compartiendo resultados preliminares y algunos criterios de acción pedagógica que han emergido a partir del Fondecyt liderado por el doctor Sandoval Obando.
En el mismo conversatorio, participaron el Dr. Benjamín Barón Velandia (Fundación para la Calidad Educativa-FUCAED, Colombia) y el director del Colegio Agrícola Cristo Obrero, Sr. Cristian Barra Reyes.
Finalmente, en el interesante encuentro participaron directores/as de Liceos Técnicos Profesionales de todo Chile, Equipos Directivos, profesores/as, académicos/as, e investigadores/as interesados en la mejora de la educación técnico profesional chilena.
Japón creó un Ministerio de la Soledad para combatir el aumento de suicidios registrados por la pandemia del Covid-19. Según los cálculos del país, cerca de 20.000 personas se suicidaron durante el 2020. ¿Cómo se ha visto afectada la población chilena? ¿necesitaremos medidas como la del país nipón? Los números indican que, al menos, debemos ser capaces de destinar un mayor parte del PIB a salud mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ubica a Chile entre los países con mayor carga de morbilidad por enfermedades psiquiátricas (23 %) en el mundo. La depresión mayor y los trastornos por consumo de alcohol ocupan el 1 º y 2 º lugar en las discapacidades atribuidas entre adultos, y casi un tercio de la población mayor de 15 años ha sufrido algún tipo de trastorno psiquiátrico a lo largo de su vida. Somos el segundo país de la OCDE que más ha aumentado su tasa de suicidios durante los últimos 15 años y es una de las diez primeras causas de muerte en varones chilenos.
Existen múltiples reportes en los que se demuestra que los trastornos de salud mental son una causa importante de discapacidad y mortalidad en las personas, generando un tercio del total de años perdidos por discapacidad (APD) y un quinto del total de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) en la Región de las Américas según la OPS.
El gasto público que se destina a esta dimensión sólo alcanza en promedio un 2 % del presupuesto total en salud, distando significativamente de lo recomendado por la OMS y la realidad de aquellos países que poseen un ingreso alto, tales como Nueva Zelanda, Suecia, Reino Unido y Australia. La pobre inversión que se destina a esta materia nos hace ser parte del 40 % de países en el mundo que no cuenta con una ley de salud mental pertinente y acorde a las necesidades actuales de la población.
Pareciera ser que a pesar de los avances incipientes que se han generado durante la última década en materia de salud mental: fortalecimiento de la Atención Primaria en Salud; aumento de la cobertura y prestaciones especializadas en la red; más profesionales y técnicos dedicados a salud mental; entre otras medidas, dichas iniciativas siguen siendo insuficientes para responder a la creciente demanda de la población. Particularmente, porque muchos de estos recursos se distribuyen de manera desigual a lo largo del territorio nacional y las consultas por salud mental aumentarán significativamente en el futuro como consecuencia de la pandemia.
Los esfuerzos gubernamentales deben estar centrados en la promoción y la prevención en salud, avanzando en la construcción de un modelo centrado en el multirriesgo y la multimorbilidad, que disminuya la mortalidad de los pacientes y, al mismo tiempo, responda al proceso de envejecimiento demográfico de la población y las consecuencias que provocará la pandemia al mediano y largo plazo en la salud mental de las personas.