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9 y 11 de noviembre 2022



Un grupo de diputados presentó un proyecto que solicita al Presidente de la República Gabriel Boric poner urgencia a la creación de una Subsecretaría de Salud Mental. La propuesta surge en respuesta la crisis actual en el área (diagnóstico compartido). Si bien ya estamos bajo lo sugerido por la Organización Mundial dela Salud (OMS), en cuanto a recursos destinados a este ámbito (2,5% del PIB), ¿no será contra: producente generar una nueva institucionalidad si en el Ministerio de Salud (Minsal) existe un Departamento de Salud Mental? Me pregunto ¿cuáles serían los costos asociados a la creación de este servicio? ¿No sería más idóneo concentrar los esfuerzos en mejorar los dispositivos ya existentes y no duplicarlos?
“Todas estas dudas cobran aún más relevancia considerando que el Plan Nacional de Salud Mental vigente termina en 2025, por lo que está considerada su actualización con lo aprendido durante la pandemia. A esto se agrega que para fines del 2023 está planificado el ingreso de la moción para crear una Ley Integral de Salud Mental, que articulará uno de los ejes principales para el Minsal para los próximos cuatro años. Por consiguiente, más que crear una nueva institucionalidad, es necesario establecer una gobernanza eficaz y participativa, proporcionando servicios de salud mental integrales, flexibles y comunitarios con un fuerte énfasis en la promoción y prevención, además de fortalecer los sistemas de información y generación de investigaciones que orienten la construcción de políticas públicas pertinentes, adaptables y basadas en evidencia.


Dr. Eduardo Sandoval Obando
Investigador adscrito al Claustro del Doctorado en Ciencias Sociales 
Universidad Autónoma de Chile

Ver más en…
El Austral de Valdivia: Edición 09.11.2022
El LLanquihue: Edición 11.11.2022
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Columna de Opinión 
Octubre 2021

 Día Mundial de la Salud Mental

por  10 octubre, 2021

Día Mundial de la Salud Mental
 

La pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 probablemente marcará la historia de este siglo como un periodo de incertidumbre: la transformación de nuestras rutinas cotidianas, las pérdidas y los procesos de duelo, el distanciamiento físico y los periodos prolongados de confinamiento como medidas sanitarias implementadas para el resguardo de la población y grupos de riesgo. Condiciones que propiciaron un contexto marcado por múltiples estresores psicosociales que, de una u otra forma, tensionan significativamente la calidad de vida de las personas y su salud mental como un aspecto relevante e indispensable para el buen vivir. 

En el caso de Chile, los indicadores no son auspiciosos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ubica al país entre aquellos con mayor carga de morbilidad por enfermedades psiquiátricas (23 %) en el mundo. La depresión mayor y los trastornos por consumo de alcohol ocupan el 1 º y 2 º lugar en las discapacidades atribuidas entre adultos, y casi un tercio de la población mayor de 15 años ha sufrido algún tipo de trastorno psiquiátrico a lo largo de su vida. Además, Chile es el segundo país de la OCDE que más ha aumentado su tasa de suicidios durante los últimos 15 años y es una de las diez primeras causas de muerte en varones chilenos.   

 

Los desafíos existentes en Chile en torno a la protección de la salud mental de la población son amplios, complejos y urgentes y que más allá de que la realidad en materia de inversión es adversa e insuficiente, creemos importante enfatizar que no puede esperar. Requiere el despliegue de políticas, planes y programas eficientes, centrados en la promoción y la prevención en salud (con un fuerte fortalecimiento de la atención primaria y de integración de los saberes locales y culturales presentes en el territorio), propiciando la construcción de un modelo centrado en el multirriesgo y la multimorbilidad que responda oportunamente y de manera sistemática a los determinantes sociales, necesidades y demandas manifestadas por la población y grupos de riesgo (niños/as, jóvenes, mujeres, personas mayores, migrantes, personas en situación de discapacidad).  

Bajo el lema “Atención de Salud Mental para Todos/as: Hagámosla Realidad” estamos llamados a construir una sociedad con mayor justicia social para todos/as, en el que la salud mental sea una dimensión estratégica y transversal en la sociedad, dentro de un marco relacional que promueva la satisfacción de las necesidades básicas de cada individuo y su relación armónica con la naturaleza, la tolerancia y la valoración de la diversidad para el desarrollo sostenible de los países.

Ver más: El Mostrador – 10102021

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I Congreso Internacional de Salud Mental
9 y 10 de Octubre
Universidad Científica del Sur – Lima, Perú



Nota de Prensa UA

Los días 9 y 10 de octubre se llevó a cabo el primer Congreso Internacional de Psicología organizado por la carrera del mismo nombre de la Universidad Científica del Perú, donde investigadores de la Universidad Autónoma de Chile fueron invitados  a participar como ponentes. La exitosa actividad se llevó a cabo de manera virtual y contó con más de 400 personas conectadas en cada ponencia.

El proyecto había iniciado como un pequeño seminario sobre esta temática pero debido a la contingencia por la pandemia y el nivel de los ponentes, se decidió finalmente realizar un congreso de mayor magnitud. Según la Decana de Psicología de la Universidad Científica del Sur de Perú, Liseth Paulett, este evento tuvo como principal objetivo que todas las personas pudieran aprender de psicología y al mismo tiempo, aprender cómo cuidarse y cuidar a los demás.

Justamente, la fecha coincidió con el Día Mundial de la Salud Mental, por lo que tuvo una mayor implicancia y sentido realizar este congreso con temáticas como la importancia de la psicología positiva, la salud mental en los estudiantes universitarios, terapia de aceptación y compromiso, entre otras.

Para esto, la institución peruana se contactó con sus aliados estratégicos en países como Brasil, Chile, México, Ecuador, Estados Unidos y España, quienes a su vez, propusieron a sus ponentes y representantes de cada entidad.

Al respecto, la Decana Liseth Paulett expresó que «me parece que es super valioso y fortalecedor estas alianzas que, a través de las áreas de internalización y responsabilidad social, ayudan a unificar trabajos, compartir ideas y entregas nuestras nuestras fortalezas, es decir un intercambio de saberes, en este caso para la psicología».

En representación de la Universidad Autónoma de Chile, los investigadores Dr. Eduardo Sandoval, Dra. Ximena Luengo y el Dr. Alberto Larraín realizaron ponencias con un alto porcentaje de asistencia e interés, las cuales se realizaron a través de una plataforma virtual que la Universidad Científica creó especialmente para esta ocasión.

Al ser el primer congreso organizado por la carrera de Psicología de esta universidad, fue todo un éxito ya que se lograron más de 2000 inscritos y en cada ponencia más de 400 asistentes, lo cual significó un gran experiencia para todos los colaboradores. En este sentido, la Decana Paulett, expresó que con este congreso «quisimos dar a conocer lo que la psicología puede hacer por nosotros desde un nivel cero. Yo quería que asistieran todas las personas interesadas en mejorar su performance en bienestar emocional, no solo aquellas que estudian esta carrera o saben los conceptos, sino todos desde la premisa de salud integral que nos entrega la OMS. Y así lo logramos, fue un trabajo muy bonito y me sentí muy apoyada de manera nacional e internacional».

Ponencia del  Dr. Sandoval
Como parte de las diversas actividades de investigación y vinculación con el medio internacional, tuve la oportunidad de  participar en el Día mundial de la Salud Mental, como uno de los conferencistas centrales en el evento académico internacional organizado por la Universidad Científica del Sur (Perú) con la ponencia “Implicancias Socio-sanitarias de la Pandemia: Aportes y Reflexiones desde la Psicología de la Emergencia” contando con una masiva participación de los asistentes.

Ver más: Noticias UA

Web del eventoCongreso Científica del Sur

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Opinión en Prensa
17 de agosto 2020

La pandemia provocada por el virus SARS-COV-2 en Chile y el mundo nos ha golpeado de manera drástica y progresiva, recordándonos la fragilidad de la especie humana dentro de un escenario marcado por los procesos de duelo y las pérdidas que han tensionado significativamente las prácticas cotidianas de las personas y sus comunidades. Más aún, es probable que los próximos meses sigan estando marcados por la incertidumbre, el miedo al contagio y las diversas fuentes de estrés relacionadas con el hecho de que asistimos a uno de los eventos que probablemente marcará la historia de la humanidad durante el presente siglo por su magnitud, letalidad y complejidad socio-sanitaria.

A partir de lo anterior, sería deseable que esta pandemia no solamente sea una instancia que nos permita replantearnos críticamente nuestra experiencia vital y la importancia del cuidado y protección de la salud física y mental, sino que inevitablemente debiera permitirnos a todos/as reflexionar acerca de la forma en la que hemos venido viviendo nuestra vida y de las innegables desigualdades anquilosadas en nuestro país, dentro de un sistema social fuertemente influenciado por variables económicas (sistema económico de libre mercado), la globalización, el individualismo y el hedonismo.

Precisamente por ello, durante estos meses de cuarentena se han visibilizado las diversas fragmentaciones y desigualdades (económicas, educativas, histórico-culturales, etc.) que afectan cotidianamente a miles de compatriotas, convirtiéndolos en grupos vulnerados (personas mayores, mujeres, migrantes, personas en situación de discapacidad, niños/as y jóvenes) para los cuales no hay muchas alternativas más que vivir para trabajar, incluso aunque eso implique exponerse al virus y ser agentes de contagio potencial para sus familiares y comunidades. Más aún, cuando paradójicamente muchas de las discusiones de fondo que se proponen desde los poderes del Estado y la ‘clase política’ se centran en aspectos superficiales de las problemáticas actuales, asumiendo de manera ingenua que todo se puede resolver con un conjunto de medidas económicas subsidiarias, reflejando una total desconexión y falta de empatía hacia quienes los han elegido como representantes.

Ahora bien, en el campo de la salud mental y de acuerdo a las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (WHO, 2020), el 4% de la población mundial podría experimentar trastornos mentales severos derivados de la crisis sanitaria, mientras que entre el 15% y 20% podría sufrir trastornos leves a moderados. Asimismo, existen hallazgos contundentes en donde se evidenciaría un incremento potencial de los trastornos relacionados con el estado de ánimo, la ansiedad y el estrés (Freeman et al., 2020; Lai et al., 2020; Lima et. al., 2020; Rajkumar, 2020) además de una alteración en los patrones de sueño y alimentación, particularmente en grupos vulnerables y personas con antecedentes de comorbilidad previa.

Por consiguiente, y a propósito del desconfinamiento en Chile (plan paso a paso), en donde muchos anhelan volver a la ‘normalidad’, los invito a detenerse un segundo y ser agentes de cambio para que no volvamos a replicar invariablemente los mismos errores de siempre.

La pandemia es un evento (tal vez único) que obliga a replantearnos todo lo que conocemos. Es una INVITACIÓN para avanzar en un mayor respeto y protección de las personas mayores; de valorar la vida, la salud (física y mental) y los afectos (para perdonar, reconciliarnos/as y unirnos); de impulsar acciones concretas que promuevan el trato igualitario entre hombres y mujeres, la crianza respetuosa, la corresponsabilidad y la importancia de la implicación familiar en el desarrollo cognitivo y emocional de nuestros niños, niñas y jóvenes.

También debe ser una OPORTUNIDAD para instalar una cultura de la prevención frente a emergencias y desastres en Chile, destacando la importancia del apoyo social y la resiliencia comunitaria, junto con acciones coherentes para un desarrollo sostenible que protejan el medio ambiente y aminore los efectos de la emergencia climática sobre nuestro planeta.

Por último, la pandemia nos propone como DESAFÍO, alcanzar un nuevo pacto social construido sobre el dialogo respetuoso y colaborativo (que supere los intereses personales) para avanzar en la construcción de acuerdos democráticos que otorguen igualdad, respeto y justicia social para todos/as.

Ver más: El Informador Digital
Ver más: Araucanía Diario
Ver más:
 El Periodista
Ver másAraucanía Noticias

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Participación como Experto en Nota de Prensa
Radio Agricultura
26 de julio 2020


Especialistas informan que la extensa cuarentena decretada en el territorio nacional a raíz de la pandemia del Covid-19 aumentó los trastornos de salud mental en la población.  Según indican, el programa “SaludableMente” impulsado por el Gobierno fue tardío, situación a la que se el bajo aporte estatal (2,4%) respecto al gasto total en salud para las atenciones psicológicas y psiquiátricas en el sistema público.

El cuidado y protección de la salud mental ha seguido siendo un tema secundario a la salud en general y las medidas sanitarias van a generar en el corto y largo plazo un conjunto de reacciones físicas, psicológicas, cognitivas emocionales en las personas, las cuales se pueden transformar en sí mismos en eventos traumáticos, entonces esta posible realidad post pandemia sigue estando marcada por la incertidumbre”, explicó el Doctor Eduardo Sandoval Obando, académico de la Escuela de Psicología de la Universidad Autónoma de Chile.

El riesgo mayor es para quienes están proclives a desarrollar una psicopatología, en este caso las personas que tenían previamente un trastorno de salud mental, aquellas personas que tenían antecedentes de comorbilidad, no sólo en términos psiquiátricos, sino también físicos como enfermedades respiratorios, cáncer, diabetes o enfermedades crónicas.

Sandoval apunta a que los reportes han demostrado que efectivamente se ha producido un desarrollo mayor de trastornos, como trastornos del sueño, trastornos de la alimentación, ansiedad y trastornos del estado de ánimo, como depresión y estrés, particularmente en grupos de riesgo y quienes presentaban comorbilidad previa.

Sin embargo, esto también se ha producido en quienes no tenían un historial de base y durante estos meses han debido atravesar por situaciones difíciles, como vivir en condición de hacinamiento, pobreza, problemas económicos o ser parte del personal sanitario o equipos de emergencia. “Todos ellos podrían desarrollar un estrés post traumático”, asegura Eduardo Sandoval.

En este escenario, el experto entrega recomendaciones para afrontar el proceso de desconfinamiento:

  1. No se debe bajar la guardia con respecto a las medidas sanitarias, es fundamental seguir usando mascarillas, lavado frecuente de manos y el distanciamiento físico.
  2. Hay entender que esto no es una nueva normalidad y es un tiempo para relajarse, sino que es una situación aún excepciona, atípica y de riesgo sanitario.
  3. Ajustar expectativas a la situación actual y no esperar a volver a como funcionaba todo antes de la pandemia, ya que el país va a continuar en un estado de vigilancia epidemiológica, pensando que es altamente probable un rebrote de la enfermedad si se relajan las medidas sanitarias.
  4. Flexibilidad para optar a nuevas formas de ver las cosas y cómo nos vamos a relacionar en este plan de desconfinamiento gradual. Importante fomentar nuestra creatividad y tratar de ser innovadores sobre cómo nos adaptamos a nueva situación. Es clave tratar de plantearlo como un reto y visualizar qué cosas nuevas puedo desplegar para ir retomando gradualmente mi vida a como era antes de la pandemia.
  5. Focalizarnos en los aspectos positivos que ha traído esta pandemia, es decir la posibilidad de conectarnos con nuestros familiares, agradecer la posibilidad de tener un techo, un trabajo, tener salud.

El psicólogo especializado en Psicología de la Emergencia y Desastres asegura que la paciencia es vital durante este proceso. “La pandemia va a marcar la historia de este siglo y marca un antes y un después en forma en cómo vemos el mundo, la forma en cómo nos relacionamos y cómo entendemos el mundo del trabajo. Esto de alguna manera tiene que servirnos para generar cambios importantes en nuestra manera de entender y funcionar en el mundo”, finaliza.

Ver más: Radio Agricultura

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