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Otras Voces en Educacion
Columna de Opinión
 ISSN: 2477-9695
17 de Agosto 2018

UN LLAMADO A LA CONTRACULTURA EN TIEMPOS Y ESPACIOS INCIERTOS

Diana Carolina Leguizamón Martínez
Psicóloga Pontificia Universidad Javeriana(Colombia)
Eduardo Sandoval Obando
Psicólogo;
Magíster en Educación, Políticas y Gestión Educativa.
Doctor en Ciencias Humanas (Chile)

La historia de la humanidad está llena de ejemplos complejos y maravillosos que son el fiel retrato de la idea de que “toda victoria de luz, fue una batalla de sombras”. Los movimientos de contracultura de los años 60s, por ejemplo, nos recuerdan la potencia de las luchas por los derechos civiles con un activismo y una coherencia política tal, que no hay lugar en el mundo que no haya sido tocado por la ola emancipatoria de aquellos tiempos. Muhammad Ali, por ejemplo, subía al ring transmitiendo con su práctica el orgullo por su raza; cuando lo van a mandar a Vietnam él dice: “primero, a mí ningún Viet Cong me ha llamado negro” -pues con esa palabra los discriminaban-, “y segundo, esta es una guerra en la que los blancos mandan a los negros a matar amarillos para quedarse con la tierra que les robaron a los rojos”.

En la actualidad, eventos como las medidas de Trump frente a la migración y los asuntos sociales, las grandes oleadas de refugiados en Europa y una creciente y silenciosa derecha que se opone; los crecientes desplazamientos y muertes de personas en el oriente medio, el desplazamiento interno y violencia política en países latinoamericanos como Colombia, Venezuela o Nicaragua, las profundas desigualdades provocadas por las reformas escolares imperantes, nos llevan a preguntarnos: ¿Hemos retrocedido en todo lo que consiguieron los movimientos de lucha por los Derechos Civiles y Antiguerra en décadas anteriores?

La respuesta es: No. En 1815, cuando derrotan a Napoleón, se hace la Santa Alianza. Todo lo que tiene que ver con la Revolución Francesa, con la autodeterminación de los pueblos, con los derechos del hombre y la ilustración parecen quedar esfumados. En 1815 pareciera que todo estaba perdido y resulta que esa generación es la que posibilitaría la emergencia del Romanticismo, uno de los más importantes y liberadores de Europa. Después de la Segunda Guerra Mundial se perdió todo el discurso de Occidente y fue necesario hacer reivindicaciones: hacer la declaración universal de los derechos humanos y repensar las dinámicas relacionales que organizaban la sociedad, al quedar todo pisoteado por el nazismo. Entonces los derechos son un ideal vuelto práctica, que hay que defender permanentemente. Enfrentamos una época en la que resulta prioritario recordar, resignificar y aprender de los errores cometidos.

Cuando se nace en una generación en donde se piensa que todo retrocedió, esa es la generación que comienza los cambios; por eso Sartre decía: “nunca fuimos más libres que durante la dominación alemana, porque solo bajo los nazis entendimos el verdadero valor de la libertad”. Fue de las frases más polémicas que lanzó, pero lo que decía era que, como humanidad, teníamos que pasar una prueba como esa para entender que la libertad era indispensable.

Ante las actuales crisis sociales, políticas, ambientales, económicas, de legitimidad de estado y de soberanía en Occidente, se ponen a prueba todos nuestros valores una vez más. Cuando los mínimos vitales para la convivencia y vida se encuentran amenazados, es necesario recordar las grandes movilizaciones que nos llevaron a ver hoy con ‘ojos de sentido común’ que los derechos que nos permiten vivir en libertad y dignidad se lograron a través de movilizaciones increíbles. Tales acciones y movimientos ciudadanos, sólo son posibles de reconocer a través de una apreciación crítica y reflexiva de nuestra historia. ¿Cómo vamos a repetir, qué podemos hacer? Todo esto hay que saberlo para no volver a incurrir en las mismas prácticas que fueron el tormento de muchos. Y si ocurre, tenemos que estar preparados para decir: eso ya pasó y no lleva a ningún lugar constructivo para la sociedad.

Nada se acaba y nada se impone definitivamente. Las utopías nacen en los días más oscuros. Estamos hablando de los espíritus de la libertad del hombre, que siempre están amenazados y siempre vuelven a surgir. La contracultura es la narración colectiva del espíritu de la libertad, y eso no depende de una época, es parte de la naturaleza humana, encontrándonos tal vez con un momento histórico para la educación y su enorme influencia sobre los procesos de transformación social tan anhelados, avanzando decididamente en una mayor justicia social para todos y todas.

Para Citar: Leguizamón, C. y Sandoval, E. (2018). Un Llamado a la Contracultura en Tiempos y Espacios Inciertos. Otras Voces en Educación. ISSN: 2477-9695. Recuperado de: http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/286711



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Columna de Opinión
12 de Agosto 2018
LA CREATIVIDAD: ¿UN FACTOR AUSENTE EN EL SISTEMA ESCOLAR CHILENO?
Ps. Dr. Eduardo Sandoval Obando
Académico e Investigador

De acuerdo al Índice Mundial de Innovación (GII) elaborado por Global Indices (INSEAD), la Universidad de Cornell y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI, perteneciente a Naciones Unidas), Chile ocupa el puesto N° 47, siendo el país mejor situado en Latinoamérica, seguido de Costa Rica (54°), y México (56°) respectivamente.

No obstante a lo anterior, resulta paradójico que a pesar de las diversas reformas escolares implementadas durante el último tiempo, muchas de ellas, convenientes al statu quo imperante, continúa observándose al interior del espacio y tiempo escolar la supremacía de la norma, la rutina y el creciente interés por estandarizarlo todo como garantía de calidad y mejora continua en la ‘administración burocrática’ de los procesos educativos a la que asisten los niños, niñas y jóvenes de nuestro país.

Esta dramática tendencia ha llevado a que la escuela se convierta en un espacio aburrido, monótono y coartador de las potencialidades de aprendizaje que poseen los educandos, incentivando mayoritariamente el predominio del pensamiento lógico matemático y la búsqueda de certezas, dentro de un mundo lleno de caos e incertidumbre en el que las dinámicas relacionales y de aprendizaje adquieren múltiples sentidos, significados y posibilidades, coherente con la complejidad de la vida misma.

Algunos investigadores (FONDECYT N° 1170019), pensamos que el no considerar esta realidad ha provocado la construcción de una única escuela, normalmente homogénea y aséptica, que no es capaz de contextualizarse en función de los sujetos que la habitan y de los territorios en donde estos se sitúan. Además, la construcción de esta escuela única se ha llevado a cabo desde un sujeto universal (Calvo, 2016; Moreno, 2016) que no responde al verdadero territorio educativo por el que transitan los educadores/as, los niños/as y los jóvenes junto a sus familias.

Desde esta perspectiva, nos parece necesario desescolarizar la institución escolar, avanzando en la exploración y comprensión crítica de las múltiples relaciones, saberes y experiencias que construyen los educandos más allá de los límites de la escuela. Es así como dentro de esta búsqueda, emerge la creatividad como un componente relevante del desarrollo emocional y cognitivo del ser humano. Como parte de este constructo, emergen aspectos tremendamente dinámicos y complejos que se manifiestan en abundancia y desde temprana edad en los niños y niñas, tales como la curiosidad, la exploración, el asombro, el entusiasmo y la despreocupación del error. No obstante a lo anterior, es preocupante la forma en que estas maravillosas potencialidades experimentan un progresivo anquilosamiento al interior de la escuela (Sandoval, 2012; 2014), producto de la lógica escolar que se limita a la enseñanza deliberada de contenidos, muchos de ellos descontextualizados, de los ambientes de origen del estudiante, así como de las necesidades y habilidades requeridas en el siglo XXI. Más aún, muchas veces la escuela no permite que el azar, la creatividad y la imaginación, la autonomía y la improvisación cumplan su rol educativo (Calvo, 2016). A propósito de lo anterior ¿Es posible visualizar la escuela como un ambiente desafiante y atractivo para el alumnado? ¿Para qué educamos? ¿La Institución escolar aspira a la transformación social o a la mantención del statu quo? ¿Fomentamos la creatividad en los procesos de enseñanza y aprendizaje actuales?

Las interrogantes esbozadas precedentemente nos obligan a repensar la escuela de hoy, aspirando a la generación de ambientes educativos activo – modificantes (Sandoval, 2017), capaces de reconocer y valorar la creatividad, como un ámbito del aprendizaje valioso y relevante, que fluye de manera autoorganizada conforme a las necesidades e intereses de cada educando. Más allá de las diversas reformas y propuestas de cambio implementadas en el sistema escolar Chileno, buscamos dar el salto desde el aprendizaje incidental al intencional; investigando y colaborando participativamente en la construcción de prácticas pedagógicas que avancen decididamente en la instalación de una pedagogía de la pregunta, posibilitando el surgimiento de interrogantes novedosas que le permitan al alumnado descubrir el mundo, más allá de los límites y formas definidas por el mapa escolar, sustentado por un currículum obligatoriamente definido desde el nivel central.

Finalmente, estamos interesados y abiertos en comprender la escuela más allá de los márgenes que la definen, reflexionando críticamente sobre los desafíos que demanda la sociedad actual en términos de aprendizaje y sobre los esfuerzos que debiésemos desarrollar como País, para incentivar la creatividad, el pensamiento crítico, el aprendizaje práctico, la resolución de problemas, el liderazgo y la inteligencia relacional, entre otras habilidades altamente requeridas en la actualidad.

Pensamos que los resultados y alcances de este programa de investigación, podrían convertirse en una vía para avanzar en la transformación de la escuela y la renovación de los procesos pedagógicos, permitiendo que dichos saberes transciendan el espacio académico y lleguen a la gente de una manera didáctica y comprensible para todos y todas.

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Columna de Opinión
20 de Julio 2018

ENVEJECIMIENTO EN CHILE: UNA DISCUSIÓN NECESARIA

Eduardo Sandoval Obando

Psicólogo; Magíster en Educación, Políticas y Gestión Educativas

Doctor en Ciencias Humanas
Académico e Investigador

Para muchas personas en nuestro país y el mundo, enfrentarse paulatinamente al proceso de envejecimiento se transforma en una experiencia altamente estresante y compleja, potenciada en parte, por una serie de prejuicios y mitos que la convierten una etapa evolutiva marcada por la soledad, el pesimismo, la pérdida de la salud y la pasividad, coincidiendo además con la jubilación y el nido vacío, entre otros cambios.

Lo cierto es que en nuestro país, existe una tendencia creciente al envejecimiento. Tal como lo señala el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), hay 2,8 millones de personas sobre 60 años, correspondiente al 16,2% de la población. En adición a lo anterior, y de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la esperanza de vida promedio en Chile es de 80,5 años, siendo las mujeres mucho más longevas (83 años en promedio) que los hombres (79 años); estimándose que para el 2025 la población mayor de 60 años constituya un 20% de la cantidad de habitantes en el país, lo que superará el porcentaje de población menor de 15 años (Campos, Herrera, Fernández y Valenzuela, 2014).

En los países que presentan contextos de envejecimiento acelerado (como es el caso de Chile), una de las problemáticas psicosociales y de salud en la que debiésemos concentrar nuestros esfuerzos, giran en la generación de saberes actualizados que comprendan y aborden el fenómeno de la estimulación cognitiva – emocional, así como la dependencia de los adultos mayores en distintos ámbitos, no solo centrado en el déficit (enfermedad), avanzando hacia a la instalación transversal de un modelo socio-comunitario, participativo e interdisciplinario que haga hincapié en la promoción y la prevención, articulando eficazmente la perspectiva del envejecimiento activo.

Ahora bien, este proceso es altamente diferencial y asincrónico en sus manifestaciones biológicas, cognitivas y sociales. A saber, existe una gran variación entre los sujetos, pues cada individuo envejece de modo diferente de acuerdo a las características físicas y fisiológicas que posee, así como también por su estructura de personalidad, historia de vida, y por el contexto socioeconómico, político o cultural en el que se desenvuelve, configurando estilos de vida que pueden aumentar o disminuir la esperanza de vida del sujeto. La longevidad se explicaría en parte gracias a los avances de la medicina, el aumento de la cobertura y acceso en los servicios de salud, la mejora gradual en la calidad de vida de las personas y un mayor acceso a las redes de apoyo social disponibles en el país.

En este contexto, y en respuesta a los cambios demográficos nacionales e internacionales ya descritos, cobra relevancia la Psicogerontología, como ámbito del conocimiento interesado en el estudio y abordaje del envejecimiento psíquico normal y patológico; abarcando la promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación, así como la subjetividad construida por el sujeto que envejece. Durante los últimos años, se han concentrado los esfuerzos en investigar las potencialidades de la vejez, desde una perspectiva optimista y centrada en los recursos de las personas, visibilizando las oportunidades y desafíos socio-evolutivos, familiares y culturales de los sujetos, generando importantes contribuciones basadas en la evidencia, para facilitar la adaptación positiva y exitosa de las personas[1], incidiendo en definitiva, en una mejora sustancial de su salud física y mental. A modo de reflexión ¿Cómo visualizamos el envejecimiento en nuestra vida? ¿Qué es lo que le permite a una persona asumir positivamente esta etapa? ¿Cómo combatir la soledad y el pesimismo que socialmente se le atribuye a la vejez? ¿Qué estrategias y/o acciones podría implementar para enfrentar positivamente la transición a la vejez? ¿Por qué hablar de envejecimiento activo? ¿Qué impacto tendrá la creación del Consejo Consultivo del Adulto Mayor? ¿Al Estado le interesa verdaderamente transformar la dura realidad que enfrentan nuestros adultos mayores en Chile (observando críticamente las actuales políticas públicas en esta materia)?

A propósito de lo anterior, nos parece imprescindible reiterar la necesidad de que como país seamos capaces de reflexionar críticamente sobre este fenómeno y más aún sobre el panorama actual que enfrentan miles de adultos mayores en Chile, ‘sobreviviendo’ con pensiones y ‘ayudas solidarias[2]’ que cubren escasamente los costos asociados a vivienda, alimentación, salud, cultura, entre otros; considerando la economía actual y la tendencia creciente al alza de aquellos productos de primera necesidad.

Finalmente, reconocemos en las Ciencias Sociales y particularmente en la educación, un espacio relevante de discusión y concientización acerca del envejecimiento y la vejez. Por ende, adquiere importancia el que tempranamente seamos conscientes de las estrategias y/o acciones concretas que les permita a las personas valorar cada una de las experiencias y etapas del desarrollo, apostando por la convivencia positiva (es decir, aprender a vivir con otros distinto a uno; respetando las diferencias). Así, seríamos capaces de reconocer que la vida misma es un camino lleno de cambios y transformaciones, inundado encuentros y desencuentros entre las personas; y que si bien algunos cambios pueden estar a la base de ciertas limitaciones, hay que aprender a vivir con ellos. Estas pequeñas premisas deberían formar parte de los planes y programas de enseñanza del Ministerio de Educación (en sus diferentes niveles) y de la sociedad en su conjunto, de tal manera que los niños, niñas y jóvenes integren herramientas prácticas en torno a la promoción y prevención en salud, pero por sobre todo, estando mucho más conscientes de la realidad demográfica de nuestro país y del enorme rol que juegan y/o han jugado en nuestras vidas, los adultos mayores. Creemos que mientras más temprano comience esta concientización sobre el cuidado y respeto por el otro, existirán mayores posibilidades de lograr cambios actitudinales en nuestra forma de relacionarnos, avanzando decididamente en la construcción de una sociedad más democrática, justa y respetuosa para todos/as. Sin duda que la promoción de creencias y valoraciones positivas respecto a la vejez por una parte, permitirá que los más jóvenes aprendan a cuidar de su propia salud, contribuyendo (directa o indirectamente) a disminuir los riesgos de concomitancia de patologías asociadas al deterioro normal de esta etapa. Por otra parte, estas reflexiones pretenden favorecer el diálogo intergeneracional, indispensable en nuestros tiempos, germinando valores en torno a la afectividad, solidaridad y responsabilidad frente al autocuidado, pero por sobre todo, insistiendo en el importante desafío que tenemos por delante para abrir y/o consolidar espacios sistemáticos de valoración e integración para nuestros adultos mayores.

[1] En revisiones previas, existen consenso respecto a los beneficios de cultivar hábitos de vida saludable (alimentación, higiene de sueño, etc.), la autonomía y el aprendizaje para toda la vida; optimismo y visión positiva acerca de la vida; la importancia del autocuidado y la promoción de relaciones interpersonales positivas, entre otros (Sandoval, 2017).

[2] De acuerdo a estimaciones de la Superintendencia de Pensiones (2016), el monto promedio de las pensiones autofinanciadas es de $191.825 (7,29 UF) para vejez edad y $314.972 (11,97 UF) para vejez anticipada, aunque al agregar el Aporte Previsional Solidario (APS), el monto promedio de las pensiones sube hasta $209.981 (7,98 UF) para vejez edad y $330.761 (12,57 UF) para vejez anticipada.


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Nudos Críticos en torno a la Educación No Sexista: Una Deconstrucción Necesaria para Todxs
19 de Junio 2018
Otras Voces en Educacion

 ISSN: 2477-9695
Columna de Opinión

Dr. Ps. Eduardo Sandoval Obando[1]

A propósito de las diversas movilizaciones, demandas y petitorios que emergen en torno a las Tomas Feministas en diversas Universidades Chilenas (y ¿la sociedad en general?), producto del impacto negativo de una estructura patriarcal, son el fiel reflejo de la reproducción invariable de un sistema escolar que promueve paradójica e invariablemente la distribución desigual del capital cultural, la cosificación de lo femenino y la perpetuación de la violencia simbólica en contra de la mujer, dentro de un currículum oculto de género sostenido en una lógica escolar sexista, fragmentaria y excluyente de toda diversidad.

Lo cierto es que estas demandas en Chile no son nuevas, aunque podríamos citar como inicio de una nueva oleada de manifestaciones y dinámicas de expresión de esta lucha, lo generado por el movimiento estudiantil en el 2011 (también conocida como la ´revolución pinguina´) en la que algunas estudiantes exteriorizaron su descontento hacia el ´mal trato´ recibido por parte del personal policial abocado al restablecimiento del orden público en los centros educativos que se mantenían en “toma”. Han pasado más de 7 años desde lo ocurrido en ese momento e incomprensiblemente continuamos siendo testigos de una escuela que “cambia” convenientemente a las necesidades y requerimientos del sistema económico imperante, relegando cualquier posibilidad de reforma estructural de sus procesos educativos en lo relacionado a la perspectiva de género, educación en sexualidad y afectividad, así como en lo relacionado a la atención y reconocimiento de la diversidad (etnias, migrantes, interculturalidad, LGBT, Teoría Queer, etc.).

Pareciera ser que nuestro país no logra reaccionar a las profundas transformaciones vividas en el mundo y la imperiosa necesidad de re pensar la escuela en un espacio armónico, desafiante y atractivo para sus estudiantes. Prueba de ello, es que continuamos siendo testigos de algunos fenómenos comunes en América Latina, tales como:

  • Valoración desigual de los Talentos y Habilidades de la Mujer en el Sistema Económico: Las mujeres en Chile y América Latina, continúan evidenciando altas tasas de desempleo y subempleo. De la misma manera y aunque es evidente la creciente participación de las mujeres en el mercado de trabajo, se mantiene la brecha salarial en perjuicio de éstas (altos costos en sus planes de salud; negación del empleo por la maternidad, etc.).
  • Bajas Tasas de Participación en Alta Dirección Pública / Directorios Organizaciones: A pesar de que en nuestro país, se ha establecido la obligatoriedad de nombrar un porcentaje significativo de mujeres en los cargos políticos, la representación femenina no alcanza niveles satisfactorios (ni siquiera se ha alcanzado una paridad numérica en estos cargos).
  • La Violencia y sus diferentes manifestaciones (física, psicológica, económica, sexual, etc.), siguen teniendo como víctimas a la mujer, mostrando un alarmante aumento, así como un recrudecimiento de estos hechos, generando con ello numerosos casos de femicidio (en sólo 36 horas, en Chile han fallecido 5 mujeres producto de esta situación). De igual manera, la violencia sexual (incesto, abuso sexual y violación) muestra ritmos crecientes, siendo las mujeres, las niñas y las adolescentes los grupos más afectados.
  • Nuevas Formas de Masculinidad no Son Suficientes: A pesar de que comienzan a emerger nuevas formas de masculinidad, continúa prevaleciendo implícitamente el machismo, es decir, la obsesión del hombre con el predominio y virilidad, expresado en posesividad respecto a la propia mujer y en actos de agresión y/o status con respecto a otros hombres

Todas estas dinámicas relacionales son un flagelo que obstaculizan significativamente la posibilidad de avanzar concretamente como país en la superación de las desigualdades sociales, en parte por una escuela aséptica y pervertida por la necesidad de cuantificarlo todo (Cardús, 2000), convertida en el imperio de la norma, dentro un espacio y tiempo escolar rígido y mecánico que superficializa muchas veces el aprendizaje (Sandoval, 2017). Es así como este proceso de homogenización relatado y problematizado invita a preguntarnos por las escuelas vividas, soñadas y construidas por aquellos que la misma homogenización no es capaz de nombrar (Fondecyt N°1170019[2]).

No obstante a lo anterior, el Estado de Chile en respuesta a las demandas ciudadanas, han implementado (muchas veces reactivamente), gestos concretos para abordar esta problemática, tales como: Creación de Protocolos contra el Acoso, la Violencia de Género y Sexual; Promoción de una perspectiva de género y enfoque de Derechos Humanos, Circulares internas para la aceptación del nombre social de jóvenes Trans; etc. Pero no podemos desaprovechar este momento único en el país, para reducir las acciones a una serie de protocolos, reglamentos y manuales de conducta, creyendo ingenuamente que son la solución más idónea para comprender esta realidad, intentando objetivar las relaciones humanas. Sin duda que no es una tarea fácil… pero ¿estamos dispuestos a abandonar nuestras zonas de confort para construir nuevas formas de relación? ¿Somos conscientes de las diferentes formas y manifestaciones de violencia en las que hemos participado? ¿Cuáles son las posibilidades pedagógicas que nos brinda esta discusión? ¿Cuáles son los desafíos u aportes de las Ciencias Sociales en la comprensión crítica de estas temáticas?

Finalmente, anhelamos que este momento nos permita propiciar nuevos espacios de reflexión y dialogo respecto a las formas de abordar y comprender lo masculino y femenino, admitiendo la emergencia de prácticas pedagógicas innovadoras capaces de integrar procesos educativos no sexistas e inclusivos, que abandonen la hetero normatividad y el androcentrismo, brotando desde una lógica comunitaria e informal, amorosa y desafiante para todo educando. El proceso de deconstrucción ¿ya comenzó?

Referencias

Cardús, S. (2000). El Desconcierto de la Educación. Las Claves para Entender el Papel de la Familia, la Escuela, los Valores, los Adolescentes, la Televisión… y la Inseguridad del Futuro. Barcelona: Paidós.

Sandoval, E. (2017). El Docente como Mediador Emocional y Cognitivo de Jóvenes en Contextos Vulnerados: Tensiones y Desafíos para la Transformación de la Práctica Pedagógica. Tesis conducente al Grado Doctor en Ciencias Humanas. Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Austral de Chile. Impresa.

[1] Psicólogo (UACH). Postítulo Educación en Sexualidad y Afectividad (U. de Chile). Diplomado en Docencia Universitaria (UAC). Diplomado en Modelo Salud Familiar en APS (U. de Chile). Diploma en Liderazgo Social (SNBP). Magíster en Educación, Políticas y Gestión Educativas. Doctor en Ciencias Humanas (UACH). Académico, Consultor y Relator. Co – Investigador Fondecyt Regular N° 1170019. Correspondencia a: Eduardo.sandoval.o@gmail.com / Sitio Web: http://eduardosandoval.cl/

[2] Proyecto de Investigación titulado “El Mapa Escolar como Epistemicidio de lo Educativo: Comprensión de la Escuela desde los Márgenes”. Para mayor información, visite nuestro sitio web: https://cedma-deye.com/


Para Citar: 
Sandoval, E. (2018). Nudos Críticos en torno a la Educación No Sexista: Una Deconstrucción Necesaria para Todxs. Otras Voces en Educación. ISSN: 2477-9695. Recuperado de: http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/281088


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COLUMNA DE OPINIÓN DIARIO AUSTRAL DE VALDIVIA
04 de Marzo 2018

Dr. Ps. Eduardo Sandoval Obando

Académico e Investigador

Resulta común asociar la adultez tardía con un progresivo empobrecimiento de las relaciones interpersonales producto de la disgregación familiar y la pérdida de roles en la sociedad (nido vacío y jubilación por ejemplo), ocasionando un aumento en la incomprensión del núcleo familiar respecto a las variaciones en el comportamiento del geronte (fluctuaciones recurrentes en su estado de ánimo, cambios en los patrones de sueño y alimentación, aumento de la irritabilidad, etc.). No obstante a lo anterior, sabemos que las relaciones interpersonales se convierten en el principal factor protector y de curación, no sólo por la atención de necesidades básicas, sino también, porque operan como una fuente permanente de ayuda y consuelo que combate positivamente  la soledad y el desánimo, la desesperación o el abandono pasivo.

  1. Relaciones Familiares Positivas: una red familiar activa, cercana y propositiva les ayuda a sobrellevar las limitaciones y el dolor de las pérdidas, disminuyendo los factores de angustia. Por ende, los apoyos que reciben expresados en estimulación a mantenerse activos, consejos e información oportuna en torno a la vida independiente, respaldan los sentimientos positivos y a su vez les permite satisfacer una de las necesidades más importantes de todo ser humano: amar y sentirse amado.
  2. Apoyo Social Percibido: los gerontes que reciben un mayor apoyo social en términos de conversaciones telefónicas y visitas con amigos, familiares, vecinos y participan regularmente en actividades sociales, gozan de una mejor salud y un mayor grado de satisfacción en su vida. Así, los individuos que tienen relaciones sólidas con familiares, amigos y organizaciones sociales (redes de apoyo comunitaria: juntas de vecinos, club adulto mayor, grupo de pares, etc.) viven más tiempo que los que carecen de ellas.
  3. Amistad para toda la Vida: En esta etapa vital, las relaciones de amistad ofrecen un apoyo relevante y significativo para el adulto mayor. Con los amigos se comparte no sólo la edad, sino algo que es más importante: una experiencia vital parecida, intereses comunes, recuerdos y valores similares, posibilitando una convivencia basada en la reciprocidad, la comprensión mutua, el respeto y la tolerancia, configurando un marco relacional agradable y libre de tensiones.
  4. Amplíe sus relaciones interpersonales: la percepción de compañía y la disponibilidad de una relación de amistad estrecha son el mejor predictor de felicidad y uno de los factores determinantes para la adaptación positiva al proceso de envejecimiento. La amistad permite sentir a la persona que es más competente, valiosa y útil, favorece la identidad y el auto-concepto, la felicidad y en el bienestar personal, la salud, la longevidad y en algunos casos, la riqueza y el éxito. Algunos estudios han reportado menores tasas de mortalidad y morbilidad en adulto mayor con mayores contactos sociales
Link: Diario Austral de Valdivia – Edición 04032018

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